Monsters vs. Aliens (2009)
Monstruos vs. Aliens
Es el año 2009, y el tema de las películas 3D está tomando auge, y más cuando las películas animadas son las que mejores se ven con las gafas en los cines. Entonces en ese año sale Monsters vs. Aliens, y yo no la veo porque tengo mejores cosas que hacer, así que nueve años después, tengo la oportunidad de perder mi tiempo y confirmar que tenía mejores cosas que hacer y ahora sólo soy un abismo de sufrimiento.
Monster vs. Aliens es aburrida, y el diseño de los personajes, especialmente de los hombres, es bastante malo, y me parece que funcionarían mejor en unos muñequitos de dos dimensiones que en muñecos tridimensionales generados a computadora. Como te podrás imaginar basándonos en el póster, la película esta consiste de cuatro “monstruos”, y no queda claro el tema de los alienígenas, pero no es que importe mucho porque es uno solo con miles de clones.
La película empieza cuando las amigas de la infeliz Susan (Reese Witherspoon) la despiertan temprano en la mañana para ver a su futuro esposo Derek (Paul Rudd) anunciar que se va a casar después de dar el pronóstico del clima. Derek es un imbécil, y para que Susan lo haya aguantado y vaya a casarse con él, pues habla más de ella que de él. Resulta que en el día de su boda cae un meteorito capaz de destruir todo el estado de California, pero como esta es una película para niños, el meteorito le cae a Susan y no la mata, sino que desaparece. Esto hace que a Susan el cambie el color del cabello y que se vuelva gigantesca. ¿Qué tiene que ver el color del cabello con el meteorio? Absolutamente nada.
Entonces se aparece una unidad especial que estaba preparada para capturar a la gigante de Susan sin ningún contratiempo, porque en algún lado el meteorito tenía instrucciones de sus efectos o algo así, ¿verdad? La idea es que para estos casos de gente anormal, existe un complejo militar donde los ocultan del mundo exterior para ser prisioneros de por vida. Aquí es que Susan conoce a Dr. Cockroach (Hugh Laurie), un científico loco que mutó a cucaracha, Link (Will Arnett), un monstruo acuático, B.O.B. (Seth Rogen), una gelatina estúpida, e Insectosaurus, un hámster gigante que no tiene cerebro ni hace nada. Finalmente, el encargado de esta prisión es el general W.R. Monger (Kiefer Sutherland). Y pensar que más adelante esta idea la reciclarían para que los prisioneros construyan un arma en Escape from Planet Earth (2013), y hasta tiene el mismo número de prisioneros.
En otro lado del universo, el pulpo villanesco Gallaxhar (Rainn Wilson) quiere el mineral del meteorito que ahora corre en la sangre de Susan, y para obtenerlo, envía un robot gigante que destruirá todo a su paso con la finalidad de exprimir a Susan como una naranja. Como el planeta Tierra está en problemas y nadie sabe qué hacer, pues al general W.R. Monger se le ocurre usar a los “monstruos” para detener al robot gigante. Asumo que es porque si los matan, nadie los extrañará. La batalla se lleva a cabo en San Francisco, y lo que uno puede notar es que en esa ciudad no vive nadie o los evacuaron a todos. Susan demustra que el meteorito le dio poderes, y pueden detener al robot gigante, provocando que el pulpo villano traiga su gigantesca nave a la Tierra, y creo que aquí es cuando finalmente le harán justicia al título. Lo único que se trata de un solo pulpo y tiene que clonarse.
Como dije al principio, Monsters vs. Aliens es aburrida. Hay demasiados personajes que no me importan, como el presidente de los Estados Unidos, Hathaway (Stephen Colbert), que está como un intento fallido de humor y su diseño es peor que el de un hámster gigante con bracitos de insecto. Me dormí viéndola, y era en una de las pocas secuencias de acción que tiene, así que cuando padezca de insomnio sabré a cuál película recurrir.