The Wall (2017)

Si quieres ver una película de guerra en la que sólo se la pasan hablando, pues The Wall es para ti. Sólo hay dos soldados gringos y un francotirador iraquí, y dos de estos entablan una conversación nada amistosa acerca de los horrores de la guerra en medio de un desierto. No hay más nada.

Luego de chorrocientas horas esperando a ver si hay movimiento enemigo, el francotirador Matthews (John Cena) está jarto y decide salir de su camuflaje para inspeccionar personalmente el lugar donde se está construyendo un oleoducto y hay diez cadáveres de contratistas. Su observador, Isaac (Aaron Taylor-Johnson), le dice que no es buena idea porque los cadáveres tienen tiros en la cabeza, y un pequeño grupo de soldados no es tan preciso. Entonces, tomando eso en cuenta, la pregunta que sigue es si el francotirador enemigo todavía tiene su mira en la zona. La respuesta es obvia porque en caso contrario no habría película.

Así termina Matthews en el suelo, herido pero no muerto, e Isaac detrás de una pared hecha a base piedras, mientras que en algún lugar hay un francotirador que no duda en apretar el gatillo. El horror de Isaac se intensifica cuando en su intento por pedir un rescate (o extracción) descubre que el oficial detrás de la radio es el francotirador que lo quiere matar. Y resulta ser un francotirador parlanchín al que nunca vamos a ver, sólo a escuchar su voz (la de Laith Nakli).

La película se convierte así en un juego psicológico entre cazador y presa para ver cuál de los dos sobrevivirá. ¿Quién es este francotirador misterioso? Es el mismo diablo, el francotirador legendario al cual llaman Juba. En esta conversación, que se convierte en una confesión por parte de Isaac por algo que hizo, nos dejan saber que la guerra no es buena, y que gente como este francotirador fueron creados por los militares gringos cuando invadieron territorio iraquí. Eso es todo lo que hay para convencerte de que te quedes pegado al asiento por hora y media.

The Wall es una película que ves por el trama humano entre un soldado gringo y un francotirador, y aprender cómo se hace una película de una sola locación con dos personajes. Aaron Taylor-Johnson se tira la película al hombro para poder cargarla mientras John Cena toma una siesta. El final, bueno, es lo que estaba esperando, pero neutraliza la finalidad de la confesión de los errores de Isaac que uno piensa que es importante para volver al mundo de los civiles que critican películas de guerra sin tener la más mínima intención de participar en guerras.