The Kissing Booth 2 (2020)
Honestamente, yo no me acuerdo de The Kissing Booth (2018), y tampoco me acordaba de que había salido en el 2018, dos años antes de la secuela actual, The Kissing Booth 2, porque cosas malas no vienen en paquetes individuales. ¿Qué hay de nuevo? Hay menos de todo, pero 25 minutos más que la entrega anterior se traducen a más tiempo de sufrimiento innecesario. Lo peor del caso es que dejan la puerta abierta para que haya una tercera película y así concluir con la trilogía.
La película empieza con el montaje de que Elle (Joey King) y Noah (Jacob Elordi) se pasaron el verano juntos, me imagino como dos perros en calor, y como todo tiene que llegar a su fin, Noah se va a estudiar a Harvard y Elle tiene que terminar su último año de bachillerato. Entonces surge la regla 19, que dice que Elle tendrá que irse a UC Berkeley junto a su mejor amigo y hermano menor de Noah, Lee (Joel Courtney).
Noah le dejó su motocicleta a Elle para que pueda moverse a su antojo, pero como que no importa mucho porque Lee tiene un Mustang convertible, y ésta no tiene que hacer nada, ni siquiera cambiar de asiento cuando van a buscar a la novia de Lee, Rachel (Meganne Young). Lee demuestra que es el peor novio del mundo y que se preocupa más complacer a su mejor amiga que a su novia. La otra cosa es que Lee como que se puso fuerte, y ahora con Noah fuera de la escuela, las demás jevas no hacen muecas cuando ven a Lee, sino que actúan como las jevas superficiales que siempre han demostrado ser.
Por razones que no entiendo, y que sólo voy a asumir que es el director Vince Marcello exagerando los dramas adolescentes, parece que por cualquier cosa todos los estudiantes en el mismo nivel de Elle y Lee están al tanto de todo lo que hacen, sea chisme o drama o pleito o nada importante. Esta gente no tiene nada más importante que hacer más que estar pendiente a la vida de Elle y Lee. Tampoco sé de dónde salió Marco Valentín Peña (Taylor Zakhar Perez), pero todas las jevitas y los jevitos homosexuales están al tanto de lo que hace, pero él no tiene más nada en su vida más que ser el manic pixie dream boy y por pura casualidad Elle logra pasar mucho tiempo con éste.
Entonces la idea–el título de la película–The Kissing Booth 2 o la cabina de besos por segundo año consecutivo tiene menos peso porque estos adolescentes cachondos sólo están pensando en satisfacer sus curiosidades de intercambiar saliva con quien sea que tenga los ojos vendados. Noah está en Boston, por lo que la relación a distancia con Elle se dificulta, especialmente cuando éste tiene una nueva amiga, Chloe (Maisie Richardson-Sellers). Así que aquí está el centro de la trama, que Elle siente celos de Chloe porque la ve más bonita y más confiada de sí misma, y dada la reputación de Noah–lo que sea que eso signifique–Elle sólo piensa en los cuernos que debe de tener.
Adicionalmente, Elle pasa demasiado tiempo con el peor novio del mundo, Lee, sin darse cuenta que eso mismo que hace con Lee es quizás lo mismo que está pasando con Noah y Chloe. Es como si el director la estuviese llamando estúpida por el paralelismo que hay entre ambas relaciones, sin darse cuenta de lo que está pasando. Quizás eso estaba en los libros de Beth Reekles, pero nada me hará leerlos.
Hay un montón de cosas que no me acordaba al ver The Kissing Booth 2, y no pensé en ningún momento malgastar mi tiempo volviendo a ver The Kissing Booth, así que si no lo mencionaron o mostraron en esta película, pues se perdió para siempre. Por ejemplo, Elle tiene un hermano menor y ambos padres están vivos, pero yo pensaba que su madre había muerto. Ambos padres de Noah y Lee también están vivos, pero yo no recuerdo si el padre sale en esta película. Así que ahí quedó todo porque casi no hablan ni tienen importancia en la historia esta.
Para concluir, The Kissing Booth 2 es tan mala como la película anterior. No recuerdo la primera ni tampoco me voy a acordar de la segunda. No creo que valga la pena ver ninguna de las dos, pero estoy seguro que por ahí vendrá una tercera.