Godzilla: The Planet Eater (2018)

Luego de Godzilla: Planet of the Monsters (2017), Godzilla: City at the Edge of Battle (2018), finalmente se puede concluir la trilogía con Godzilla: The Planet Eater, que es la peor y más aburrida entrega de la trilogía. ¿Cómo es eso posible? Luego del final de City at the Edge of Battle, pareciera que nos iban a dar una pelea entre dos monstruos gigantes, y que posiblemente se apareciera un tercero. Pues nada de eso, y se la pasan hablando por hora y media. Quitaron lo poco que servía de las películas anteriores.
El problema es el siguiente: ¿Es el Capitán Harou Sakaki (Mamoru Miyano) un traidor por desperdiciar la única oportunidad que tenían para matar a Godzilla o es un héroe por no dejar que el nanometal se apoderara de todo el planeta? Según los humanos, la independencia del nanometal es más importante que vencer a Godzilla porque sino estarían en lo mismo. Mientras que para los Bisalados, Harou Sakaki es un traidor porque muchos de sus compatriotas murieron en vano porque lo más importante era vencer a Godzilla. Este es el problema que tienen los infelices del comité de la nave espacial.
Mientras tanto, en la Tierra, entramos en religión y filosofía porque a algunos humanos no les afectó el nanometal, y el sacerdote Exif Metphies (Takahiro Sakurai) aprovecha la oportunidad para venderles entrada al culto, que esto es un milagro de su dios todopoderoso. El odio de Sakaki hacia Godzilla tiene un propósito para los Exif, y si éste pudiera aceptar a su dios en su corazón, pues se convertiría en algo más grande que un héroe. Irónicamente, Sakaki es el héroe que los humanos en la Tierra no tienen problemas en seguir, pero nadie quiere escuchar su opinión porque lo que sea que vende Metphies es más importante.
Así básicamente se la pasan debatiendo cuál es el lugar de Sakaki en todo el meneo, ¿se unirá al culto de las orejitas largas? La mayoría de los humanos sobrevivientes parece no tener ningún problema en unirse al culto, a pesar de que los sacerdotes estos no revelan nada acerca de su dios. ¿Qué es lo que están ocultando? En fin, como duran tanto hablando disparates, eventualmente se aparece Ghidorah, y uno dice “bien, 45 minutos de pelea con Ghidorah, esto es lo que quiero”, y no hay pelea, pues lo único que hacen es que salen 3 serpientes del cielo, cada una muerde a Godzilla y no pasa más nada, porque la habladera es más importante. TÚ ME TIENES QUE ESTAR JODIENDO.
La última oportunidad que tenían de arreglar la trilogía esta se reduce a “los humanos no pueden ganarle a Godzilla, eso es obvio, pero si viniera Ghidorah a destruir el mundo, entonces todos ganaríamos”. Bien, no hay problema, todavía tengo la esperanza de que el huevo de pollito haga algo, y de ahí salga una gloriosa Mothra y–TAMPOCO SALE MOTHRA. Todo ha sido un plan elaborado por los Exifs para suicidarse, acabar con los humanos, y destruir el planeta Tierra, todo a base de cultivar el odio hacia Godzilla dentro de Harou Sakaki. De ahí que el chamaco este siempre tiene el ceño fruncido, y esta enfermedad que posee no tiene cura.
Para concluir, me parece que Godzilla: The Planet Eater es la peor y más aburrida entrega que tiene la trilogía, y una la ve más porque ya es tarde y ha visto dos, así que no hace daño malgastar el tiempo viendo la tercera. Yo voy a olvidarme de todo lo relacionado a esta trilogía.
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