Aquaman (2018)
Comedia, acción, romance, aventura, un mensaje sobre el medio ambiente, venganza, un conflicto entre dos hermanos, el camino a convertirse en un héroe, encontrar su lugar en el mundo, una mujer fuerte e independiente, la mamá de todos los Hydralisks, un pulpo que toca la batería, y tiburones con lásers. ¡Aquaman lo tiene todo! Precisamente esto es lo que la hace tonta y extramadamente ridícula, como tomar la trilogía de Spider-Man de Sam Raimi y multiplicarla por 100 sólo para notar que una de sus características más sobresalientes el nivel de estupidez.
La película empieza cuando un guardián de faro, Jango Fett Tom Curry (Temuera Morrison) rejuvenecido a computadora, encuentra a una mujer rejuvenecida a computadora en la orilla de su isla, una hazaña increíble por lo oscuro que estaba. Sin molestarse en cortar la ropa, le venda la herida que tiene, y descubre que se trata de la reina Atlanna (Nicole Kidman) que está huyendo de su matrimonio arreglado. Lo mejor del mundo le ha pasado a ambos, Tom vive solito en su faro, Atlanna está escondiéndose de su gente, así que eventualmente ponen a nadar a los pecesitos de Tom. De ahí sale Boba Fett Arthur, la muestra de que los cromosomas humanos son compatibles con los de las sirenas.
Sin embargo, un día cualquiera unos hombres peces con armaduras atacan a la pareja, y es el deber de Atlanna patearles el trasero. Este es el momento en que la película nos da la primera muestra de las secuencias de acción, y mientras todas sean así, pues por mí no hay problemas porque se ve muy divertida (aunque se nota mucho el uso de imágenes generadas a computadora). Así Atlanna decide que lo mejor es que ella se devuelva al mundo marino para que Jango y Boba no corran peligro. Esto es vital para que el pequeño Boba Fett crezca frustrado y emprenda su camino combatiendo el crimen.
A los criminales a los que se enfrenta Arthur (Jason Momoa) están relacionados con barcos y submarinos, como los piratas en Captain Phillips (2013). Sólo que para introducirnos al superhéroe, éste tiene que rescatar a unos marineros de un submarino que fue atacado por unos piratas muy-muy estúpidos. Uno de estos estúpidos, al cual no le dijeron que estaba haciendo demasiadas muecas, Yahya Abdul-Mateen II, posteriormente se convertirá en Black Manta. Mientras tanto, el rey Nite Owl Orm (Patrick Wilson) de Atlantis está buscando la ayuda del rey Ivan Drago Nereus (Dolph Lundgren) para declararle la guerra a los humanos.
Para evitar esta guerra, Mera (Amber Heard) convence a Arthur a buscar un tridente legendario para enfrentarse a su hermano Orm, coronarse rey de Atlantis, y anular cualquier pacto bélico contra los humanos. Aquaman lo tiene todo. Al menos de esto ya tenemos el origen del superhéroe, y lo importante del caso es que reconocen lo que pasó en Justice League (2017), sólo que lo recuerdan de una manera diferente pero nadie se atreve a volver a perder el tiempo viéndola.
Siempre y cuando no prestes mucha atención a lo que están hablando o haciendo, Aquaman es una de las películas más divertidas del 2018, y lo digo por lo tonta y ridícula que es. Intenta hacer muchas cosas al mismo tiempo sin sobresalir en nada específico, pero tiene momentos que son imposibles olvidar, como cuando el pequeño Boba Fett está en un acuario, o cuando Mera y Arthur bajan al fondo del mar con una luz de bengala, o el traje de Black Manta, o la secuencia de acción en los techos de Italia. ¿Estúpida, ridícula y predecible? Sí, y altamente entretenida.