The Boy and the Beast (2015)
El niño y la bestia
De lo único que me arrepiento al ver The Boy and the Beast es no haberla visto antes. El estilo de los dibujos no es nada del otro mundo, pero la animación, la historia, y la forma de contarla hicieron que tuviera una sonrisa a lo largo de la película, lo cual es un evento extraño. Podemos confiar en Mamoru Hosoda para llenar el vacío que dejó Hayao Miyazaki al retirarse de hacer películas.
Un chamaquito llamado Ren huye de su casa un día después de que su madre tuviera en un accidente de tránsito. Su padre se divorció de su madre hace unos años atrás, y ahora los familiares de su difunta madre están buscando la forma de hacerse cargo del carajito, pero lo discuten como si lo despreciaran. Esto hace que el carajito Ren huya de sus familiares para convertirse en un limosnero. Un día cualquiera mientras combate el hambre, se encuentra con un–¿quéseto?–hámster blanco (?) que no hace mucho, y quizás existe para en un futuro vender peluches basándose en éste. Bueno, pues ese mismo día sigue a dos “hombres” encapuchados y termina en otra dimensión o mundo paralelo o algo así.
Jutengai es una ciudad donde habitan animales atropomorfos (o bestias), y que todavía está en una era donde se usan espadas y no hay electricidad. El señor que gobierna esta ciudad pronto ascenderá para convertirse en un dios o una deidad, y tendrá que elegir un sucesor. El primero de estos es Iozen, padre de dos carajitos y ejemplo a seguir. Y el segundo es Kumatetsu, quien no se lleva bien con casi nadie, es arrogante y holgazán, y por eso nadie quiere ser su discípulo. ¿Cómo es que Kumatetsu es una opción para convertirse en gobernante? No lo sé, pero si el lord Sōshi dice que Kumatetsu tiene la oportunidad de convertirse en su sucesor, pues no hay nadie que lo contradiga.
En el sentido de Kumatetsu tomar discípulos y enseñarles artes marciales, el único candidato es Ren, un niño humano. Al principio Ren, a quien Kumatetsu apoda como “Kyūta”, estaba renuente a convertirse en discípulo de un holgazán, pero en ningún momento lo abandonó a pesar de que el único amigo de Kumatetsu, Tatara, no perdía ninguna oportunidad en motivarlo a huir. Sin embargo, las palabras del monje Hyakushūbō, lo motivaban a esforzarse más. La relación de Kumatetsu y Kyūta no es una de maestro-discípulo, sino que es más compleja de ahí. La película continúa y se va por donde estás esperando que vaya, pero al final nos recuerda que a pesar de todo, esta es la historia de Ren/Kyūta.
The Boy and the Beast ofrece una historia que no es nueva, pero no por eso deja de ser encantadora en la que nos vemos apoyando al personaje menos popular. La película trata de una diversidad de temas que quizás no son tan obvios, como buscar quién eres, trabajar para conseguir lo que quieres, las figuras que te han guiado en la vida, y llenar ese vació creado por resentimiento o por falta de gente que necesitabas que estuvieran ahí.