Born in China (2017)
Nacidos en China
Born in China no puede ser considerado un documental, y no hay quien me haga cambiar de parecer. Fui con la idea de que iba a ver pandas, leopardos de nieve, y monitos en su hábitat natural, pero en cambio tenemos a John Krasinski leyendo un libreto que a veces resulta gracioso con una edición que nos hace cuestionar si la historia de estos animales es fabricada por humanos. Contrastando esto con, por ejemplo, March of the Penguins (2005), y el resultado es algo decepcionante.
Como uno puede deducir del título, los protagonistas de este largometraje nacieron en China, y todo fue rodado en China, y como no pudieron encontrar nada más para vincularlos, pues se van por el mínimo denominador común de “Nacidos en China”. Lo que hacen es empujar el concepto de familia y el círculo de la vida como algo inevitable en la naturaleza.
Desde que empieza la película no-documental nos muestran parte de la meseta tibetana en toda su gloria y como ejemplo de la belleza de la naturaleza en las partes menos pobladas del planeta. Aquí nos enfocaremos en cuatro “familias”, pero primero tienen que hablarnos de las gruyas y la mitología china para poder amarrar el final de la película. Este viaje de poco más de una hora se toma alrededor de un año filmando a los animales pasando por las cuatro estaciones del año.
No recuerdo el orden en que nos presentas las “familias animales”, pero digamos que empieza con Dawa, una leopardo de nieve que tiene que cuidar de su territorio y de sus dos cachorros; Ya Ya es una panda que cuida de su pequeña Mei Mei, que desde que se puede levantar sólo desea encaramarse en árboles; Tao Tao es una monito que se siente desolado porque ahora su familia le presta más atención a su recién nacida hermanita; y están los chirúes o antílopes tibetanos que son demasiados para ponerles nombre, por lo que de éstos se hablará en éstos en conjunto.
Como las historias de estos animales son narradas como si se trataran de personas, no hay mucho que aprender sobre el comportamiento animal y más bien pareciera que se tratara de una película actuada con animales, y cuando el actor no es bueno, pues recurren a trucos de cámara y de edición para vendernos la ilusión de que algo está pasando y tu cerebro dice que aquí falta cohesión. Por esto es que no puedo decir que se trata de un documental, porque no es una película de la cual uno vaya a aprender algo nuevo y porque algunas de las situaciones de sus protagonistas parecen fabricadas.
Si ignoramos los defectos obvios que tiene Born in China, podemos enfocarnos en lo fascinante que es la naturaleza de ese lado del planeta, donde habita uno de los bebés más adorables del reino animal. Sí, los pandas. Yo fui a verla por los pandas, y me hubiera gustado que durara una hora más con los pandas.