Split (2016)
Fragmentado

Algunas veces uno se ha preguntado la razón por la que todavía dejan que M. Night Shyamalan siga haciendo películas, cuando tenemos grandes éxitos que nadie quiere reconocer que existen como The Last Airbender (2010) y After Earth (2013). Mientras que The Visit (2015) dio la esperanza de que algún día M. Night Shyamalan volvería a hacer algo bien, Split es su única película que me ha gustado desde Signs (2002).
Split trata de un joven llamado Kevin (James McAvoy) que sufre de personalidades múltiples, 23 para ser exactos, y que que raptó a 3 carajitas mientras que una de sus personalidades más fuertes tenía el control. Las carajitas en cuestión no saben para qué las raptaron, pero se llevan la sorpresa de que su secuestrador no es el pervertido habitual que las lleva a un calabozo de violaciones.
La película empieza cuando el padre de una de las tres carajitas se ofrece a llevarlas a sus casas, pero de repente se aparece un individuo que se monta en el asiento del conductor, y se las lleva. Lo único que puedo decir desde el principio es que estas jevitas tienen reacciones retrasadas o es que la educación no las deja comportarse como locas inmediatamente algo raro pasa.
La historia tiene unas cuantas preguntas y espera que la narración sea capaz de responderlas antes de que se acabe la película. Para esto tenemos a la Dra. Karen Fletcher (Betty Buckley), la psicóloga que atiende a Kevin, y quien a veces da explicaciones a fin de que el tema de múltiples personalidades sea más creíble. De la misma manera, tenemos a Casey (Anya Taylor-Joy), una de las carajitas raptadas cuyo pasado la ayuda entender el lío en que está metida. Adicionalmente están sus amiguitas Claire (Haley Lu Richardson), que está sobreactuando, y Marcia (Jessica Sula). A nadie le importa Marcia.
Si Split se tratara de un show de un solo hombre, igual valiera la pena verlo sólo por James McAvoy, quien tiene que darle vida a nueve (?) de las personalidades de Kevin y algunos de los cambios lo hace frente a las cámaras. Anya Taylor-Joy interpreta a una niña que ha visto al diablo y no quiere hablar de ello, y su última escena en la película es la más convincente de que tiene talento. Finalmente, quiero mencionar el trabajo de fotografía de Mike Gioulakis, quien es capaz de inducir claustrofobia.
Para finalizar, pienso que Split es una película buena y que vale la pena ver, pero que difícilmente la vuelva a ver por voluntad propia. La iré recomendando, pero quizás también diga que tienen que ver Unbreakable (2000) para poder entender el estilo de Shyamalan.
“Etcétera”