The Neon Demon (2016)
A veces intento evitar películas artísticas porque siempre tienen su manera de presentar una historia que tira a lo abstracto por medio de imágenes perturbadoras. Aún a pesar de esto, estaba tentado a ver The Neon Demon, una película Nicolas Winding Refn, en cuyo repertorio se encuentran Only God Forgives (2013), Drive (2011), y Bronson (2008). Así que terminar perturbado al final de la película es un requisito.
The Neon Demon trata de Jesse (Elle Fanning), una aspirante a modelo en Los Ángeles, que viene de algún campo, y quien logra avanzar su carrera muy rápidamente a pesar de no tener nada de experiencia en el campo. En su primera sesión de fotos con el novato Dean (Karl Glusman), conoce Ruby (Jena Malone), una maquilladora que se convertirá en su primera amiga en este mundo de la moda. Adicionalmente, Ruby introduce a Jesse a sus dos amigas, las brujas anoxéricas Gigi (Bella Heathcote) y Sarah (Abbey Lee). En serio, estas dos jevas deberían comerse unos jambergues para echar algunas libras. No medí mis palabras cuando pensé eso en medio de la película.
El mundo que nos presenta The Neon Demon, la belleza es la única moneda para llegar al cima, y eso es algo que está logrando Jesse muy rápidamente para envidia de todas las demás modelos. Jesse posea una belleza sobrenatural que cautiva miradas cada vez que llega a un lugar. Esto lleva a responder la pregunta “¿qué tipo de pintalabios eres, sexo o comida?” que le hicieran Ruby, Gigi, y Sarah la primera noche que salen a una fiesta. “Ella es postre porque es tan dulce”, dice Gigi, y esto me coloca en una situación en que si digo algo o no digo nada como sea es un spoiler y mejor lo dejo así. Tengo que volver a ver esta película.
Elle Fanning y Jena Malone son las estrellas de esta película. Elle Fanning interpreta a una chica inocente y tierna en este mundo cruel y áspero, hasta que adopta al demonio de la pasarela que lleva por dentro y la lleva a decir “soy peligrosa”. Jena Malone… voy a decir que todavía estoy perturbado.
The Neon Demon es una película que se ve hermosa, combinando luces de neón y contrastes junto a la música de Cliff Martinez. Es todo un espectáculo audiovisual hasta el momento en que deciden golpearte el cerebro con un hacha. Y cuando lo hacen, tú todavía sigues viendo la película porque no es algo que puedes dejar de ver voluntariamente. El hecho de que sentía la boca reseca fue lo que hizo que la cerrara.
Para concluir, creo que The Neon Demon es una gran película que tengo que volver a ver, pero que no se la puedo recomendar a nadie y mucho menos verla acompañado. Por supuesto, al ser una película artística se abre a diferentes interpretaciones y hay mucho espacio para discutir.