Brooklyn (2015)

Imagina una película cuyos personajes están hechos de azúcar, por lo que de sólo verla sabes que te dará diabetes tipo 2. Bueno, pues eso es Brooklyn, basada en la novela del mismo nombre de Colm Tóibín, que no he leído porque no sabía que existía, y las probabilidades de hacerlo disminuyen porque me encontré esta película desabrida.
Nuestra protagonista es la joven Eilis Lacey (Saoirse Ronan), quien no sabe qué hacer con su vida y es la asistente en la tiendita de una vieja bruja (Brid Brennan) en algún lugar de Irlanda en la década del 1950. Como en su vida no parece pasar nada importante, el padre Flood (Jim Broadbent) le consigue una visa para irse a Estados Unidos, buscar empleo, y vivir bajo el techo de la Sra. Keogh (Julie Walters) en la ciudad de –no me digas– Brooklyn, Nueva York.
Así Eilis emprende el viaje a los Nueballore, dejando atrás a su hermana mayor Rose (Fiona Glascott) y a su madre Mary (Jane Brennan), buscando un mejor futuro porque en Irlanda no hay nada de nada. Al principio a Eilis se la hace un poco difícil adaptarse, pero gracias a un tal Tony (Emory Cohen) los cosas toman un buen giro. Pues por cuestiones del destino Eilis tendrá que volver momentáneamente a Irlanda para ir a la boda de una amiga, y las cosas se complican cuando en su vida entra el galán Jim Farrell (Domhall Gleeson).
¿Y qué puedo decir de una película como Brooklyn? Que los primeros minutos para mí son los más entretenidos porque presentan una situación muy real de la gente que emigra de su país buscando algo mejor. Al igual que nuestra protagonista, uno evoluciona y aprende a lidiar con ello. La combinación de los autendos y la fotografía hacen que todo se vea deliciosamente colorido.
Por lo demás, no sé qué decir, Brooklyn no es mi tacita de té, y menos cuando la protagonista parece una espectadora de su propia vida. Las vainas que le pasan parece más por las acciones de la gente que le rodea que por su propia volición. ¿Por qué está estudiando contabilidad? Porque el padre Flood la inscribió en clases de contabilidad, a pesar de que dice querer dedicarse a ser la contable de algún negocio. Al menos el personaje de Eilis evoluciona y eventualmente deja ser una espectadora para ser una parte activa de su propia vida, aunque por tiempo limitado.
Para concluir, Brooklyn es el tipo de película que yo vería una sola vez, no porque sea mala, sino porque parece que a la protagonista le están sugiriendo que tome ciertas decisiones en su vida y ésta acepta porque efecticamente es lo que ella quiere pero no lo aparenta. Yo no sé. Al final al menos tiene la espina de decir lo que realmente quiere y con eso es suficiente.