13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi (2015)
13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi
13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi es una especie de película histórica de la misma manera que Pearl Harbor (2001) es un documental acerca del ataque de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Se basa en “13 Hours” de Mitchell Zuckoff, y trata de cómo seis miembros de un equipo de seguridad arriesgan sus vidas para hacer su trabajo durante los ataques de radicales en la embajada estadounidense en Bengasi, Libia, el 11 de Septiembre del 2012 (11 años después del atentado terrorista de las Torres Gemelas).
La película empieza con un montón de letras intentándonos explicar cómo es que después de la muerte de Gadafi, Libia se ha vuelto una zona inestable porque cada grupo armado hace lo que le venga en gana, y aún así los Estados Unidos tiene gente de la CIA haciendo trabajo de espionaje de algo o alguien o lo que sea. El primer gringo que conoceremos es Jack Silva (John Krasinski), un ex SEAL de la armada que viene a trabajar como contratista de seguridad. El segundo gringo es Tyrone ‘Rone’ Woods (James Badge Dale), un viejo amigo de Jack, quien lo recoge en el aeropuerto. Y finalmente conoceremos al jefe de la base, Bob (David Costabile), junto a los otros 4 contratistas, Kris ‘Tanto’ Paronto (Pablo Schreiber), Dave ‘Boon’ Benton (David Denman), John ‘Tig’ Tiegen (Dominic Fumusa), y Mark ‘Oz’ Geist (Max Martini).
No tenía muchas expectativas con esta película y durante los primeros minutos tenía la esperanza de que la película fuera buena porque en el viaje desde el aeropuerto a la base oculta de la CIA casi se arma un pleito entre Jack, Rone, y un grupo armado de libios. Bueno, pues eso es lo más emocionante que pasa durante la primera hora, Michael Bay intenta hacer que nos importe alguno de estos soldados bajo el argumento usado y gastado de que tienen esposas e hijos, que tomaron este trabajo por el dinero, que quieren volver a verlos después de que cumplan el contrato. Esto con todo y videoconferenias y fotografías de los familiares.
No estoy diciendo que estos hombres deberían ser unos robots sin familias, pero es que estoy cansado de que la mayoría las películas de guerra que se basan en hechos después del 9-11 intentan vendernos el ángulo familiar para humanizar a los soldados. Michael Bay ya había hecho esto con el personaje de Josh Duhamel en Transformers (2007), sólo que ahora está intentando ser más serio. El resultado me lo encuentro desesperante y sin terminar, por lo que no me interesa ninguno de los seis soldados ni su jefe de pacotilla, ni mucho menos cuando sé que lo hacen para jugar con los sentimientos de uno cuando indudablemente maten a alguno de estos seis soldados.
Más o menos cuando la película tenía una hora de ejecución es que empiezan con los ataques al intento de embajada estadounidense en Bengasi. Recuerdo que para ese entonces los noticieros reportaron que hubo disturbios y protestas en el Medio Oriente, y que no se trataba de un ataque de radicales islámicos. Tú sabes, quizás era una protesta pacífica con armas de fuego. En este punto 13 Hours se vuelve insufrible, y estaba considerando seriamente abandonar el cine y escribir que esta era la peor basura que Michale Bay ha hecho desde Transformers 2 (2009).
No sé de dónde Michael Bay y su director de fotografía Dion Beebe sacaron la idea de tener que menear las cámaras como cosa loca. La edición es simplemente espantosa porque cortan a cada rato para cambiar de ángulo o de equipo o presentar imágenes que se hacen difícil de entender. Esto no era tan malo durante la primera hora, pero cuando Jack y compañía intentan rescatar al embajador Chris Stevens (Matt Letscher), los encargados de la película hacen el peor trabajo posible. También está el hecho de que para mí los 6 soldados se ven casi iguales en las calles de Bengasi porque sólo son barbas y cascos, y cuando cortan de un personaje a otro para presentar diferentes escenas de acción simultáneamente, no me entero quién diablos es quién ni quién está haciendo qué ni cómo ni dónde. Balas y explosiones.
Finalmente cuando los radicales libios atacan la base de la CIA, que estaba a casi una milla de la embajada, es que la película se vuelve pasable. Los tiroteos y las explosiones se aprecian mejor y momentáneamente creo poder distinguir cada uno de los seis soldados. Sin embargo, no son las escenas de acción carente de emoción lo que me llama la atención, son los diálogos que tienen cuando todos toman un descando mientras los radicales se lamen sus heridas. Por más cursis que sean estos diálogos, son los que le dan humanidad a los personajes mejor que la parafernalia familiar mencionada anteriormente.
Para concluir, me parece que 13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi es una película mala que pudo haber quedado mejor en manos más capaces. Entiendo el intento de intentar sumergirnos en este mundo bélico, pero esto no funciona conmigo porque no me gusta el trabajo de cámara, ni la edición, y los chistes no me parecen graciosos. Lo que sí me llevo es que los soldados no entienden por qué está pasando lo que está pasando y están en una situación desesperante.