Alicia en el país de María (2014)
¿Qué diablos fue lo que vi? ¿Se les olvidó darme una dosis de LSD antes de entrar a ver la película? ¿Estaban tratando de hacer una vaina abstracta o no sabían qué diablos estaban haciendo? Alicia en el país de María es una película que no tiene sentido, e intentar buscarle sentido es un esfuerzo que terminará en lágrimas. Quizás decidieron irse por lo ilógico como intenta decirlo la obvia referencia del título a la obra de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas.
Podemos entrar en la dicotomía que presenta Robert M. Pirsig en “Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta“, en la que tenemos perspectiva clásica y perspectiva romántica, e intentar deconstruir esta vaina románticamente porque de la otra forma no funciona. Me refiero a apreciar el filme por la belleza que intenta producir como arte en vez de enfocarnos en el hecho de que la película es disfuncional y está rota.
Por ejemplo, Alicia en el país de María trata acerca de una mente perturbada que conoceremos como Tonatiuh (Claudio Lafarga) que se obsesiona de manera psicótica con otra mente enferma llamada María (Bárbara Mori), y que finalmente encuentra a alguien a quién joder, que conoceremos como Alcia (Stephanie Sigman). La película cambia de blanco y negro a color para mostrarnos recuerdos y sueños y realidad, sin que el “blanco y negro” signifique una cosa y los colores signifiquen otra, sólo están alternando los dos modos porque se ve cool. Cada vez que ponen una canción en el fondo es porque la letra de alguna forma está relacionada a lo que sea que esté pasando entre los protagonistas.
De esta manera uno podría argumentar que la película se ve bien, que ambas protagonistas se ven bien, que la banda sonora se mezcla con la historia, que las composiciones de los cuadros mezclados con los efectos visuales hacen que sea una experiencia placentera, que la película es una análisis sobre cómo el amor deja de ser amor para convertirse en una enfermedad llamada obsesión que destruye a los seres “amados”, mientras que deja de haber una distinción entre los recuerdos, la realidad y la fantasía. Uno podría argumentar eso. Lamentablemente, yo no soy ese uno, sino que soy de los que opina que Alicia en el país de María es basura.
Imagina que hay un arcoiris en el cielo, y que al final de éste encontrarás un caldero lleno de monedas de oro, excepto que cuando llegas al final del arcoiris lo que encuentras es a un duende que está vomitando todo el contenido de su estómago por la resaca causada del alcohol de la noche anterior. Alicia en el país de María es la lombriz que se estaba arrastrando en la tierra antes de ser bañada por el vómito de dicho duende. Todo el potencial estaba ahí, al final del arcoiris, y lo único que obtienes es el licuado de alimentos a medio digerir. Si piensas que esto no tiene sentido, pues estás en lo correcto porque la película tampoco lo tiene.
La película inicia con Tonatiuh y María disfrutando de estar enamorados, y luego la novedad de la relación pasó a mejor vida, por lo que Tonatiuh es un imbécil que desprecia a la jevita esta, mientras que María sólo se preocupa por atormentar a Tonatiuh. Mientras tenían una acalorada discusión en el carro, tienen un aparatado accidente que no presentan y del que no sabemos si sobreviven y entran a un mundo fantasioso. La enfermera que atiende al comatoso Tonatiuh es Alicia, quien también tiene un accidente de tránsito a partir del cual se convirte en Drew Barrymore de 50 First Dates (2004) o en Dory de Finding Nemo (2003). A partir de entonces Tonatiuh se convierte en Adam Sandler para intentar conquistar a su Drew Barrymore todos los días, a la vez que su enfermiza mente sigue obsesionada con María. Y de ahí el título. Ahora podemos olvidarnos de todo esto.