El Pelotudo (2014)
Pelotuda he quedado luego de ver esta película; ¿Pero cómo se les ocurre? La idea de un chico que quiere ser pelotero y que para ello falsifica su nacionalidad, hubiese sido una manera de lograr una buena trama con interesantes situaciones. En cambio, El Pelotudo nos engaña con un buen comienzo, para luego terminar haciendo el ridículo con el peor giro que se le podía dar a la historia, que por cierto, no dudo que algunos se lo encuentren hasta ofensivo.
La película comienza con la llegada de una familia argentina a unas vacaciones en Estados Unidos, los cuales se hospedarían con una familia dominicana. Martin, un niño entonces, conoce en ese viaje a los que serían los dos grandes amores de su vida: el béisbol y a la dominicana Rosemary. Años después en su natal Argentina, Martin (Michel Gurfi) sigue con su sueño de llegar como lanzador estrella a las grandes ligas de Estados Unidos. Martin se entera de que cerca de su casa vive un beisbolista profesional retirado de origen cubano llamado Gabriel (Gilberto Reyes), y logra convencerlo de que lo entrene para conseguir su meta.
Buscando la manera de que Martin logre su sueño, se encuentran con muchas trabas, por lo que la mejor solución resulta enviarle a República Dominicana. Gabriel contacta a su amigo Rigo (José Guillermo Cortines) otro jugador retirado, para que ayude en lo posible a Martin. Martin llega a Republica Dominicana, pero Rigo le comenta que las pruebas de los equipos locales son sólo para nacionales dominicanos, ante la imposibilidad de conseguirle la nacionalidad antes de las pruebas, Rigo llega a una conclusión: Martin con ayuda de él y sus amigos debe hacerse pasar por dominicano.
Apuesto que hasta ahí las cosas no están tan mal, ¿no?, pues no, de hecho a pesar de que la película inició con mal pie pues la música opacaba los diálogos, resultaba una historia amena y prometedora. Buenas actuaciones (excepto la de esa niña al inicio), buena imagen, buena ambientación, en fin, no a la perfección, pero sí disfrutable. ¿Y entonces que pasó? Lo que temí mientras vi que una parte de la historia se desarrollaría en Argentina y la otra en República Dominicana; tan pronto la historia dio el paso a Quisqueya se volvió un verdadero relajo. ¿No me creen? No sabría decirles si la película se llama “El Pelotudo” haciendo alusión a la famosa expresión argentina, o porque el que tuvo la idea es un pelotudo, o porque querían vernos caras de pelotudos.
Damas y caballeros según esta película para ser pelotero en dominicana, no sólo tienes que estar nacionalizado, debes ser… bien negro, y tu pelo no debe ser lacio. Sí, créanlo, crean lo que les voy a contar. (SPOILER ALERT!!) A los amigos del personaje Martin, no sólo se les ocurre aplatanarle el acento argentino, también se les ocurre “broncear” y rizar el pelo del personaje. ¿Pero qué carajos? A partir de este momento, ves al actor Michel Gurfi con un disfraz de “negro” que la verdad no se quién se siente más incómodo: él que hace el ridículo o el espectador dominicano que esta consciente de su gran diversidad racial, machacada en este caso por un estereotipo disparatado.
La primera mitad, las actuaciones de Michel Gurfi, Gilberto Reyes y Laura García Godoy le dan forma y una buena base a la película, en pocas palabras, da bien sus primeros pasos. Pero entonces pasamos a la segunda mitad y aunque las actuaciones se mantienen de parte del resto del elenco, la película deja de ser menos seria (imposible tomarla en serio luego de “ennegrecer” innecesariamente al protagonista) y la trama no llega a tener un buen climax que digamos; en ningún momento se le sacó el jugo a lo de la falsa identidad del protagonista, que se supone es el tema central.
La película me hubiese gustado si no hubiesen “disfrazado” de negro al protagonista, si hubiesen aprovechado más a los personajes de Gilberto Reyes y Laura García Godoy, y sobretodo si no hubiese tenido un final tan insatisfactorio. Se supone que la película viene a tratar la superación y lucha del joven Martin por llegar a ser un jugador de las grandes ligas en USA de una manera que podía ser jocosa ¿Por qué no? En lugar de eso, termina siendo una tontada, una gran pelotudez.