Weekend at Bernie’s (1989)
Este muerto está muy vivo
Weekend at Bernie’s es una comedia bastante vieja que trajo una idea diferente a finales de los años 80. ¿Qué pasaría si en una comedia uno de sus personajes principales es un cadáver? Lo mismo que en todas las comedias, habrá gente riéndose y gente quejándose de que la idea es completamente absurda. Bueno, pues quizás es el efecto de la nostalgia lo que hace que pase un buen rato volviendo a ver esta película porque verdaderamente le pesan los años.
Comparando Weekend at Bernie’s con películas cómicas más recientes, me atrevo a decir que en ese entonces el humor era sano. Sí, hay un cadáver, pero el estilo ochentero y el hecho de que siempre intentan mantenernos alegres es lo que yo considero como “humor sano”. Bueno, es eso o que tengo un sentido del humor muy retorcido. Ustedes decidirán. El muerto en cuestión es Bernie Lomax (Terry Kiser), presidente de una compañía millonaria ubicada en –¿dónde más?– Nueva York, Estados Unidos. Dudo mucho que alguien vaya a catalogar el trabajo de Terry Kiser en este filme como brillanate o excepcional, porque estar tirado en el piso no se considera actuación. Esto es parte del filme y si por esto ya crees que suena descabellado y horrible, pues entonces tienes razón suficiente para no seguir leyendo.
Todo empieza un caluroso día de verano, cuando dos jóvenes encargados de programar la contabilidad de la compañía aseguradora de Bernie se dan cuenta de que falta la mísera cantidad de US$2,000,000. Éstos descubren que se trata de un fraude millonario en contra de la compañía, por lo que se lo reportan al jefecito Bernie Lomax. Me pregunto cuánto serán dos millones de dólares de 1989 hoy en día.
La actuación de Andrew McCarthy como Larry Wilson fue lo que me pareció más gracioso de la película. Este es el tipo que no quiere trabajar mucho, sólo quiere divertirse, pasar un buen rato, y cuando está en aprietos, echarle la responsabilidad a su amigo Richard Parker (Jonathan Silverman). ¿Tenía que llamarse Richard Parker? Ni modo. Richard Parker es el personaje serio de este dúo disparejo, es dedicado en su trabajo, vive con sus padres, es quien intenta hacer todo bien, pero se deja llevar del caos de su amigo cuando cierta chica de la oficina está involucrada. El contraste entre estos dos personajes me pareció bastante entretenido, así el humor no sólo cae sobre los hombros del difunto Bernie Lomax.
Mencioné que era un día caluroso en Nueva York, ¿verdad? Pues eso es importante porque debido al descubrimiento de Richard y Larry, Bernie los invita a “trabajar” durante un fin de semana largo en su casa de la playa. Por supuesto, tú y yo sabemos que Bernie es un canalla porque 1) no le importa en lo absoluto lo que Richard y Larry tengan que decir, 2) la novia de su jefe mafioso lo usa para pegar cuernos, y 3) quiere eliminar a Richard y a Larry por haber descubierto el fraude que le permite fugar dinero de la compañía. Si todos los problemas del mundo fueran tan fáciles de resolver. ¿Alguien descubrió mi fraude? Tendrá un accidente. ¿Alguien más describrió mi fraude? También tendrá un accidente. Esto sólo puede pasar en comedias.
Creo que no tengo que seguir relatando lo que sucede después, ¿o sí? Sólo de ver el póster sabemos quién está muerto y quién está vivo. La idea de tener un cadáver funciona para una comedia, pero no es algo que debería de repetirse. Ciertamente un cadáver no debería tener la misma flexibilidad que un vivo, el calor debería hacer maravillas con la carne muerta, y dos debiluchos no deberían ser capaces para moverlo. ¿Y sabes qué? Esto es una comedia, y vuelvo y repito que para mí funciona la idea, pero que no debería de repetirse. Y no, no existe una segunda parte, así que cualquier evidencia de su existencia debería ser borrada.
Con esto nos embarcamos en un fin de semana de locura, en la que todo el mundo actúa como si Bernie Lomax estuviese vivo. Larry sólo quiere pasarla bien aprovechándose de las oportunidades que le ofrece su difunto jefe, y Richard quiere meterse en los pantalones de Gwen Saunders (Catherine Mary Stewart). Quizás hay un comentario social aquí sobre la superficialidad de la gente rica, pero no voy a perder mi tiempo en eso porque la película tampoco lo hace.
Conclusión
Debido al tiempo que tiene que salió, no recomendaría ver Weekend at Bernie’s, a menos que alguien quiera recordar cómo es que se desarrollaba todo el rollo con el muerto. Salvo el cadáver de Bernie, no es que recordaba nada de esta película, pero pasé un buen rato volviéndola a ver. ¿Qué pasará con la compañía de seguros ahora que su presidente ha fallecido? No lo sé, y la respuesta no me interesa.
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