The Hunger Games (2012)
Los juegos del hambre
En el futuro Estados Unidos ya no existe, en su lugar se ha implantado la nación llamada Panem dirigida por el Capitolio que controla férreamente los doce distritos en su entorno con un gran despliegue militar y tecnológico. Producto de que una vez los distritos se levantaron contra el gobierno central pesa sobre ellos un gran castigo; cada año cada distrito debe entregar a dos jóvenes, chico y chica, entre los doce y dieciocho años como tributo a Los Juegos del Hambre, un combate a muerte hasta que sólo uno de los 24 sale victorioso.
En principio la película nos lleva al distrito 12, un mugriento lugar con gente de lo más gris en todo el sentido de la palabra. Allí reside nuestra protagonista Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) junto a su madre y su pequeña hermana Primrose, quien recién despierta de una pesadilla donde es elegida para participar en “los juegos del hambre”. Todo el pueblo acude por obligación a la ceremonia preparada por la comisión del Capitolio, conocida como The Reaping (La Siega); nadie en absoluto puede escapar, el sorteo comienza y la peor pesadilla de Katniss se hace realidad: su pequeña e inofensiva hermana es electa este año como tributo.
Entonces Katniss, presa del pánico, se ofrece como voluntaria para ocupar el lugar de su hermana. La comisión acepta y ella junto al hasta ahora desconocido Peeta Mellark (Josh Hutcherson) lucharán a muerte en la septuagésimo cuarta versión de Los Juegos del Hambre. Parte del sadismo de estos juegos es satisfacer el morbo de los ciudadanos en el Capitolio, pues los juegos son transmitidos a modo de reality show, los chicos no sólo deben esforzarse en mejorar sus habilidades para sobrevivir, también deben brindar carisma para ganarse al público junto con los patrocinadores que bien podrían proporcionarles herramientas de supervivencia en la arena.
Bien, debo admitir que al principio debido a mi trauma crepuscular (si me entienden) estaba un poco escéptica sobre si ir a ver esta película o no en ese entonces, por dentro de mí suspiraba: otra saga con adolescentes y enamorados, ¿acaso no hay otro tema? Pero en cuanto leí la trama y supe que habría chicos armados desangrándose unos con otros, tenía que verla.
Lo primero es decir que con Jennifer Lawrence en el papel de Katniss Everdeen dieron más que en la diana; Katniss es un personaje de carácter fuerte pero con mesura, nada de exageraciones en cuanto a las emociones ante saber que bien podría morir, se interpretó a toda una heroína con mucho valor, pues en Panem las damiselas en peligro no tienen lugar. Katniss al principio puede parecer fría y arrogante, pero si tomamos en cuenta que en la historia los juegos llevan ya 74 años realizándose cada año, pues es de esperarse cierta “tolerancia emocional” por parte de todos los personajes ante la sádica cotidianidad que les rodea: los padres en los distritos apenas se inmutan al ver a sus hijos en fila esperando a ser elegidos para una muerte casi segura, el miedo en este nuevo mundo es una debilidad mortal y Katniss en su mirada nos lo deja saber.
El personaje de Peeta Mellark da la impresión de ser un cobarde, un “avivato” en potencia, definitivamente él es la damisela en peligro. Una de las cosas que más atraen de este personaje es que hasta el final no logras adivinar sus verdaderas intenciones; cuando anuncia que está enamorado de Katniss no sabes si es como parte de los juegos para ganar puntos con los patrocinadores o si de verdad la ama. Igual, ambos acceden a explotar el factor de pareja enamorada para ganar puntos y sobrevivir en la arena, pues tampoco sabemos si Katniss sólo finge, dado que al principio muestra ciertos sentimientos por su mejor amigo Gale Hawthorne (Liam Hemsworth).
La historia está reforzada con pintorescos personajes secundarios, Haymitch Abernathy (Woody Harrelson) ganador en su juventud de los Juegos del Hambre, es el tutor de Katniss y Peeta, el patán con buen corazón necesario para la película. La escolta Effie Trinket (Elizabeth Banks irreconocible) es de esos personajes que quieres estrangular con solo verle, ella es la fiel representación del cinismo con el que viven en este nuevo mundo, cinismo que al parecer quieren ocultar con una moda extravagantemente ridícula y colorida y nombres súper raros. Creo que con el personaje de Cato (Alexander Ludwig) como máximo contrincante y villano no hicieron buen trabajo, pues si bien sospechas que este chico es un psicópata, sólo muestran un poco de ello al final y de manera poco provechosa para el clímax de la batalla.
The Hunger Games en su primera entrega no decepciona, pero la película se esfuerza mucho en mostrar este nuevo mundo post-apocalíptico y ritualista. De hecho, me atrevería a decir que una hora y quince minutos del filme son dedicadas a mostrar lo fabulosa que es Jennifer Lawrence el abismal contraste entre un mundo de total miseria como el Distrito 12. y el exuberante y casi pecaminoso Capitolio, el resto es para la batalla entre los chicos que a mi parecer se desarrolla apresuradamente y de forma poco realista y nada extrema (Quentin Tarantino hubiese hecho maravillas con este guión), pero supongo que al estar dirigida a un público adolescente, decidieron suavizar las cosas. Quizás al tratarse de la primera entrega de 4 películas que componen esta saga, queden incógnitas y detalles aun sin desarrollar, pero igual hay que dar crédito a sus creadores pues es apenas la introducción de una buena historia, además de que cuenta con un buen reparto que bien valdría la pena volver a ver en una segunda parte.
Cito por último, que antes de ver The Hunger Games, había visto una película japonesa llamada Battle Royale (2000), curiosamente con el mismo argumento, pero más cruda. Suzanne Collins, autora de The Hunger Games dijo que nunca había visto Battle Royale, y que se inspiró en el mito griego de Teseo y el minotauro. De hecho, los conocedores podrán entrever ciertos detalles en The Hunger Games que denotan un sutil paganismo griego. En fin, véanlas ustedes y juzguen.
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