The Host (2013)
La Huésped
Llega a los cines la película de ciencia-ficción The Host, una adaptación de la novela de Stephenie Meyer, conocida autora de la penosamente taquillera trilogía vampírica Crepúsculo.
La película nos presenta a nuestro planeta Tierra tomado por una especie extraterrestre que ocupa y controla los cuerpos humanos dejándoles un peculiar color azul en sus ojos como señal de la transformación. A pesar de tener la gran parte de la población parasitada, quedan aun pocos humanos conformando una resistencia que los buscadores están dispuestos a desintegrar, es así como capturan a la humana Melanie (Saoirse Ronan) introduciendo en su cuerpo el “alma” de una de sus seres llamada Wanderer para que no sólo habite su cuerpo sino que obtenga información en su mente de donde se oculta la resistencia. Pero Wanderer no contaba con que la conciencia de Melanie seguiría viva dentro de ella luchando por despistar a los buscadores y volver con su pequeño hermano y el amor de su vida, Jared (Max Irons). Melanie convence a Wanderer de ir en busca de sus seres queridos y se convierte en una fugitiva constantemente acechada por los buscadores; en el proceso Wanderer queda fascinada con la fuerza del amor de su huésped Melanie hacia Jared y su hermano, pero al mismo tiempo estos sentimientos aturden a Wanderer que de pronto siente una inexplicable atracción hacia otro miembro de la resistencia dando lugar a un cuadrilátero amoroso dentro de la historia.
Bien, debo decir que luego de haber visto Crepúsculo víctima del ¿Por qué no verla?, no puede ser tan mala si tantos la han visto, llegué a creer fielmente que si Stephenie Meyer no era el anticristo, bien era un esbirro de Satán, porque ciertamente no le encontraba explicación a tal fenómeno, y cuando supe de esta película The Host (que también es una trilogía Meyer), me dije que tenía que verla, tenía que ver si sería capaz una vez más de envolver a sus fanáticos en el absurdo fusilamiento del sentido común.
Por suerte para todos en esta entrega han hecho un mejor intento, es una película mejor producida y más llevadera (con una protagonista expresiva, ¡aleluya!), pero con el defecto de no dejar de ser una historia más de amor a lo Meyer, que no conforme con el triángulo amoroso de su previa entrega, intenta ahora llegarnos con un cuadrado de lo más incómodo, pero parece que eso es lo que el rentable mercado adolescente quiere ver en la pantalla.
Hay detalles de la película que podrían carecer de lógica desde un principio, por ejemplo, da la impresión de que los invasores no son tan listos que digamos o simplemente subestiman a los humanos; si la única pista de que un cuerpo ha sido tomado son los ojos color azul “celestiales”, ¿Por qué no usar unas benditas lentillas cuando vas tras los humanos? Lo mismo va para los humanos que usan gafas oscuras hasta en la noche para ocultarse, porque eso no es para nada en absoluto sospechoso (sarcasmo). Pero esto no es nada comparado con las persecuciones por parte de los buscadores, usando flamantes automóviles y helicópteros ¡plateados!, sin contar la vestimenta que más que delatar parece gritar ¡huye de mí!, en serio, una señal de neón en un motel es más discreta.
El momento en el que el alma de Wanderer está entrando al cuerpo de Melanie, es presentado con una música de fondo como si tratase de un proceso hermoso, honestamente no creo que un ser parasitando a otro tenga nada de hermoso, incluso si es una película romanticona, igualmente no tiene nada de hermoso la “ orgía de besos” entre la doble protagonista que disputa el control de su mente y sus dos pretendientes en una de las escenas.
Por cierto, atención a los fans de The Walking Dead, el personaje de Hershel se dio un paseo por esta película, el viejo tío de Melanie es idéntico, lo cual denota poca creatividad o poco esfuerzo en la inventiva de los personajes.
Al principio de la película se dan todas las circunstancias para llenarla de momentos de tensión y emoción sin dejar de lado la historia de amor, pero no es posible, porque resulta que estos seres no son para nada hostiles; 2 choques de autos, espejos girando, uno que otro intercambio de disparos, es la única acción que obtendrán, de hecho creo que la película hubiese sido más interesante si la única villana no hubiese sido la buscadora interpretada por Diane Kruger. Millones de aliens y sólo hay una villana, vaya bodrio para una película de ciencia-ficción. En serio, una persecución que llevase al límite a los protagonistas hubiese hecho maravillas por la película, pero no sucedió. Me atrevería a decir que en cuanto a efectos especiales resultan poco creativos pues la “tecnología” de esta peculiar raza invasora se limita a unas medicinas milagrosas en unos estuches que bien parecen haber copiado de un perfume de Paco Rabanne One million for men.
También hubiese sido bueno desarrollar mas el personaje de la buscadora, quizás mostrar su vida antes de convertirse en lo que ahora es, de pronto un flashback no caería mal, pero el norte de la trama se enfrasca hasta el cansancio en resolver la disyuntiva entre los amores de Wanderer y su huésped Melanie relegando a un segundo plano todo lo demás, se podría decir que hasta la misma invasión es olvidada por minutos, lo demás no importa, sólo importan en la trama los apuestos jóvenes cachondos encerrados en una calurosa cueva en el desierto.
Y es así como terminamos sentados dos horas que inician con lo que promete ser algo bueno para resultar en una sosa película de “una cosa” que se enamora de un humano pero cuyo cuerpo no le pertenece y nada más, ¿Qué el amor hace maravillas? Está bien, pero no eran necesarias dos horas para demostrarlo sin una pizca de acción de la buena y peor aun aniquilando toda expectativa de un jugoso encuentro bélico entre ambas razas. Si en Crepúsculo los vampiros sufrieron una aparente involución con aquello de la brillantina, en esta los aliens son simples medusas peludas con sentimientos, prefiero la versión de Los invasores.
Y por eso es que yo siempre he dicho que no me voy a someter a esa auto-tortura de tener que navegar en los mares de basura que salen del criadero de cucarachas conocido como el cerebro de Stephanie Meyer.
Me dejan con mi Ernest Cline, mi Suzanne Collins, mi Alexandre Dumas y mi William Camus cualquier día.
Como dijo el gran Stephen King, “Stephenie Meyer can’t write worth a darn. She’s not very good”.