Secret Headquarters (2022)
Hubiese deseado ver el trailer de Secret Headquarters antes de pasarme más de hora y media viéndola, porque al menos sabría el nivel de decepción que me esperaba. Viendo el póster, se puede deducir que se trata de tremendo clavo de película y con el título “Secret Headquarters” o “Cuartel secreto” suena muy pero muy holgazán y carente de creatividad. ¿Entonces el superhéroe tiene un cuartel secreto? Obvio que sí.
Hubo una película que trababa de un carajito con un arma extraterrestre. ¿Cuál era? Kin (2018), que es el ejemplo más reciente que tengo que carajito con arma que no conoce. Ahora Secret Heardquarters es el nuevo punto de referencia. A estas alturas no han entendido que el concepto funciona en escenarios muy limitados. Como el caso de The Adam Project (2022), que no es tan buena.
La película empieza con un piloto, el Teniente (?) Irons (Jesse Williams), cayéndole atrás a un OVNI, y como la curiosidad es más importante que las órdenes que le están dando para que deje de perseguir a la vaina, pues vainas pasan malas y tanto su avión como el OVNI tienen un accidente sobrevolando un bosque. En dicho bosque estaba una familia acampando, Jack (Owen Wilson), Lily (Jessie Mueller), y el hijo de ambos, Charlie (Louie Chaplin Moss). Yo no sé cómo es que a la gente le gusta meterse a un bosque todo oscuro donde no hay un alma cerca. El caso es que la familia es la única que ve la explosión en el cielo, y Jack siendo el hombre valeroso que es, decide dejar a su esposa e hijo para ir a investigar lo que sea que se estrelló en el bosque.
El caso es que una bola extraterrestre decide que Jack es el personaje indicado para tener visiones apocalípiticas del futuro y recibir los poderes para intentar evitar dicho futuro apocalíptico. Mientras que el Capitán (?) Irons es el salado que no es digno de recibir nada, por lo que recibe una bomba en la cara. A partir de este momento Jack será un pésimo esposo, peor padre, y el superhéroe que el mundo necesita para resolver todos sus problemas. Mientras tanto, el Cabo (?) Irons tiene su podcast diciéndole al mundo que los poderes de “El Guardián” tienen origen extraterrestre y que él es el único capaz de rastrearlo.
A pesar de que la película tiene a un superhéroe, el enfoque cae sobre el hijo de dicho superhéroe, Charlie (Walker Scobell), unos 10 años después de que su padre encontrara la bola extraterrestre. Charlie tiene un amigo al que solamente llaman por su apellido, Berger (Keith L. Williams), quien está aficiao de una carajita llamada Lizzie (Abby James Witherspoon), y de paso Maya (Momona Tamada) está de vuelta a la escuela luego de que sus padres los transfirieran por cuestiones de trabajo.
Jack y Lily se divorciaron unos años atrás porque Jack siempre está ocupado y no tiene tiempo para nadie. Esto hace que Charlie no quiera tanta a su padre porque siempre tiene una excusa para estar fuera. ¿Cumpleaños? Ocupado. ¿Juego de béisbol? Ocupado. ¿Graduación? Ocupado. Es lo mismo que tener un padre ausente. Y como todo buen padre ausente, pues casi no lo veremos en la película porque, vuelvo y repito, el enfoque es sobre el carajito. Así que se la película se trata de los cuatro carajitos encontrando la guarida secreta y usar los juguetes extraterrestres para beneficio personal.
Ahora, ¿es entretenido ver a los carajitos estos usar los juguetes extraterrestres de Jack? No. ¿Entonces para qué estoy viendo esta película? Porque es mala. Bueno, y porque no sabía que era una película en la que los carajitos eran los protagonistas contra unos adultos ineptos. ¿Aprenderá Jack a ser un mejor padre después de esto? No lo sé, pero hará el intento porque tiene que terminar en una nota positiva. Lo que yo no entiendo es cómo la bola extraterrestre en un principio decide que Jack será el guardián del planeta, pero más adelante no tiene ningún mecanismo de defensa para evitar que intrusos se hagan con dicha bola para beneficio propio.
Para concluir, Secret Headquarters no es particularmente entretenida o creativa, y es una película infantil de esas que yo veía cuando era un carajito. ¿Me acordaré de algo? No, porque ya no soy un carajito.