The Last Mercenary (2021)
El último mercenario
La búsqueda de películas bobas continúa y me llevan a ver The Last Mercenary, película francesa que va por la misma línea de películas ridículas que casi nadie va a ver porque no es exactamente buena sino que intenta ser graciosa y entretenida. “¿Y lo es?” esa es la pregunta al que todos quieren la respuesta, y lo único que puedo decir es que podría ser mejor. La siguiente pregunta que debes considerar es ¿de veras quieres ver a Jean-Claude Van Damme?
La película empieza con el mercenario Richard Brumére (Jean-Claude Van Damme) rescatando a un chamaco, hijo de algún oligarca ruso o algo así, y como se trata de Van Damme, pues no usa armas de fuego para hacer énfasis en sus patadas mezcladas con ballet. No había visto a Van Damme en una película desde Welcome to the Jungle (2013), y digamos que no todos pueden envejecer de la misma manera que Liam Neeson.
Luego del rescate ruso, que no tiene nada que ver con el resto de la película, nos transportamos a Francia, donde pasa un montón de vainas y unos personajes hacen ciertas cosas y es una serie de líos sin explicación. Quizás la intención era hacer líos para que vayamos entendiendo la trama a medida que avanza. Me parece innecesariamente complicada desde un principio, pues al final se trata de villanos, la policía, y Brumére y 3 carajitos.
Un tal Archibald Al Mahmoud (Nassim Lyes) está imitando a Tony Montana, y prácticamente hace lo que le dé la mardita gana porque tiene “inmunidad” para todos los crímenes. Alexandre Lazare (Alban Ivanov) es un empleado que no parece ser el más sensato de todos, y su jefe Paul Lesueur (Eric Judor) parece ser el peor jefe de todos los tiempos. Adicionalmente, hay un Archibald Al Mahmoud (Samir Decazza) que es un chamaco muy despistado y por eso tiene que ser cómico cuando las cosas malas vayan en su dirección. Finalmente, a la ministra Sivardière (Ministre Sivardière) tienen que explicarle quién es Richard Brumére, y parece que es parte de una película anterior que yo no he visto. Jouard (Patrick Timsit) y el General Hugo (Philippe Morier-Genoud) son los encargados de dar estas explicaciones y no estoy seguro de que sirven de nada.
El caso es que Richard Brumére se aparece para resolver el lío y su retorno bien recibido por Jouard y Hugo que empiezan a planear alguna manera de capturarlo. Vuelvo y repito, parece que que hubo una película anterior que le diera más sentido a todo el meneo, pero como no es el caso, tengo que intentar entender lo que hacía Brumére antes de irse de Francia a base de las explicaciones que dan. Entonces de alguna manera tienen que hacernos ver que Richard Brumére es el agente al que todo el mundo le tiene miedo. Y bueno, lo hacen en varios enfrentamientos, pero lo más entretenido es cuando se tiene que poner un disfraz para hacerse pasar por otra persona.
Ayudando a Brumére están Momo (Djimo), con quien el Archibald Flojo vende yerba; Dalila (Assa Sylla), la hermana de Momo y no sé lo que pinta en la película; y Archibald Flojo, que es el original porque Archibald Montana se está haciendo pasar por éste. ¿Y qué es lo que quiere hacer Brumére? En un principio uno pensaba que era porque Archibald Flojo estaba en peligro y resulta que es porque quieren vender un aparato de Pulto Electromagnético. Vuelvo y repito, innecesariamente complicado, pero si se trata de un relajo, pues es lo que es.
Ahora, la pregunta importante es si las peleas son divertidas porque uno que tiene todos los años del mundo viendo a Van Damme dando patadas (y hay que recordar a Street Fighter (1994)). No me parece que sean tan divertidas pues hacen muchos cortes, pero no me parecen tan frenéticos como en las otras películas malas de peleas en las que sus actores no saben pelear. Así que digo que definitivamente pudieron haber quedado mejor.
Para concluir, The Last Mercenary no es tan mala, pero tampoco es suficientemente buena para uno gastar casi dos horas viéndola. Es el tipo de película que dejas en el fondo mientras hace cosas más importantes como decorar el arbolito de Navidad.