The Tax Collector (2020)
Uno pensaría que a estas alturas, David Ayer sabe hacer películas, y que Suicide Squad (2016) fue un desastre por culpa de Warner Bros. con su afán de intentar imitar el Universo Cinemático de Marvel. Entonces está The Tax Collector que es otra película de pandilleros que es una basura que parece que la hicieron por obligación. Si no hacen películas, ¿cómo pueden pagar sus facturas? No sólo se trata del director y los protagonistas, los camarógrafos y maquillistas también tienen cuentas por pagar.
David (Bobby Soto) es un pandillero cuyo trabajo es visitar a cada jefe de las pandillas menores y cobrarles un impuesto de 30% de las ganancias. No importa si éstos venden drogas, atracan, o prostituyen a menores de edad, tienen que pagar 30% de sus ganancias para poder operar con tranquilidad y bajo la protección de El Mago o Wizard (Jimmy Smits). No hay negocio que se mueva que El Mago no se entere, así que no vale de nada esconder dinero, que eso significa cerrar el negocio permanentemente y de manera violenta.
Creeper (Shia LaBeouf) es el guardaespaldas de David, y tiene las orejas de coliflor para indicar que no debes meterte con él. No sé lo que le dijeron a Shia LaBeouf, pero por alguna razón está imitando a un mexicano que habla inglés. Creeper es una maldito ateo que se la pasa hablando pluma de burro innecesaria como si el libreto no tuviera líneas y le dijeran a Shia LaBeouf que dijera lo que le diera su mardita gana.
David, en cambio, es un hombre religioso, seguidor de Cristo, y agradecido con el Señor de tener una buena vida en la que aterroriza a otros pandilleros y mata a quien los jefes le manden a matar porque es un hombre bueno. ¿Qué maldita estupidez es esta? Algunos dirán que David no toca un arma de fuego ni amenaza a nadie porque para eso tiene a Creeper, como que si hay mucha diferencia en ser el cómplice y ordenar al matón a presionar el gatillo.
La mitad de la película se trata de estos dos haciendo los mandados de recolectar los impuestos, y de otros oficios porque una jevita familiar de David tendrá su fiesta de Quinceañera. ¿Por qué cada vez que incluyen mexicanos tiene que haber una quinceañera? ¿Podrían eliminar esta idea ya? No sé cómo es el meneo, ni sé quién es la quinceñera, pero no es hija de David, quien tiene una hija y un hijo. Su esposa Alexis (Cinthya Carmona) es la que cuenta el dinero que recolecta, a pesar de que tiene un trabajo de oficina en el día. Oficinista de día, contadora de dinero sucio de noche. No sé lo que estaban pensando, pero se supone que Cinthya también es una mujer buena y creyente.
El caso es que uno de los pandilleros debe un montón de dinero, y cuando van a recolectar, conocen a Conejo (Jose Conejo Martin), que quiere hacerse con el dominio sobre las pandillas y mandar al Mago a freír tusas. El tío Louis (George Lopez), que está más alto en la escalera administrativa pandillística que David, dice que se encargará de Conejo, pero no sorprende a nadie que la película saca otro cliché y lo tira sobre la mesa. Entonces, la película se está acabando, y yo todavía no sé lo que están intentando hacer porque todos los personajes son desagradables. Aquí no hay nadie bueno que te haga pensar “Fulano es el bueno, y yo espero que sobreviva”. Se pueden morir todos y sería un mejor final para la película.
Las escenas de acción son corrientes, y se pueden contar con los dedos de una mano. No sé por qué le quitaron los colores a la fotografía, pero quizás es para hacerla más sucia o desagradable. El libreto está vacío, tiene malas ideas, y no entiendo lo que me están vendiendo. No me agradan los protagonistas por más que alguien digan que uno es un tipo bueno. El conflicto entre los jefes pandilleros sólo existe porque sí, sin ninguna motivación ni razón de ser.
Para concluir, The Tax Collector es la película que pones en el fondo cuando tienes cosas más importante que hacer como contarle las semillitas de ajonjolí a tu pan de hamburguesa. Si por casualidad estás en un hotel y la están pasando en el cable, entonces la puedes quitar porque no vale la pena ni para echarte a dormir.