Power Rangers (2017)
Pues luego de chorrocientas series de “Power Rangers”, a alguien se le ha ocurrido la idea de hacerse más dinero y reiniciar la franquicia en el mundo cinematográfico a pesar de que hay una serie de Power Rangers de TV por ahí. Por supuesto que hay que mencionar aquel intento olvidado por la mayoría de Mighty Morphin Power Rangers: The Movie (1995), que fue ignorada completamente por la serie de ese entonces, y como esta no tiene absolutamente nada que ver con la serie actual, pues mínimo será establecer un universo cinematográfico de Power Rangers. Oh, las pesadillas.
La composición azarosa de estos Power Rangers está integrada por los delincuentes juveniles Jason (Dacre Montgomery) y Kimberly (Naomi Scott), el que siempre se mete en problemas por poca cosa Billy Cranston (RJ Cyler), el que no tiene nada que ver pero es buena honda Zack (Ludi Lin), y la desconocida que sólo estaba en el medio Trini (Becky G.). De alguna manera, estos individuos que de otra manera ni reconocerían la existencia de los otros, se encuentran con unas moneditas de colores que le dan superpoderes. Como la tecnología lo permite, uno puede decir que el origen es extraterrestre y no se trata de unos japoneses en spandex diciéndote que son extraterrestres que hablan bien el inglés. Aunque cuando Alpha 5 (Bill Hader) dice que el inglés es una lengua primitiva, yo no entiendo cómo dice eso si estaba en su nave desde cuando los dinosaurios (hace 65 millones de años) y en ese entonces el inglés ni siquiera existía.
Bueno, pues luego de encontrarse las moneditas, el grupo de inadaptados encuentra una nave espacial donde hay una vaina que disque es un robot llamado Alpha 5 y una pared que habla llamada Zordon (Bryan Cranston). Muy diferente a su vida en un tubo de ensayo. Zordon les dice que tienen que entrenar para lograr exteriorizar la armadura interior (ay, vea) para vencer a Rita Repulsa (Elizabeth Banks) que tiene un plan de crear un monstruo dorado y luego robarse un cristal que no tiene mucho sentido. En el año 2017 me hablan de un cristal que mantiene vivos a todas las criaturas del planeta, ¿en serio? Así empieza la legendaria lucha entre el bien y el mal.
Sorprendentemente, Power Rangers no me la encontré mala. De hecho, es hasta divertida mientras se mantienen con los humanos, pero luego cuando eventualmente tienen sus trajes, la película se vuelve insoportable. Se toman su tiempo para presentar las situaciones de cada uno de estos jóvenes y el porqué son unos antisociales. A penas se conocen y tienen que formar un equipo para salvar al mundo, ¿qué tan difícil puede ser? Bueno, pues esto funciona mejor que conocer a tus hermanos toda tu vida e intentar salvar el mundo de un juego de cuchillos ambulante según las enseñanzas de una rata, como es el caso de TMNT (2014).
Cuando finalmente tienen el poder de usar los trajes chulámbricos extraterrestres, pues es otra historia. Empezando porque los cascos se ven horribles y una vez se montan en los “zords” tenemos que verles las caras como si fuera algo de vital importancia. Estas secuencias de efectos especiales y demás vainas son aburridas. Gracias a que los cascos ahora no les cubren las caras, pues podemos ver las muecas que hacen cuando las vainas no salen bien. Ugh. Sin embargo, hay que reconocer que es una de las pocas ocasiones en que los Power Rangers pelean en medio de la ciudad contra el monstruo gigante del villano de turno, causando destrucción y confusión.
Para concluir, esta nueva Power Rangers no es tan mala como la del 1995, pero tampoco es tan buena para justificar gastar dinero viéndola en el cine. Quizás se debe a que soy indiferente al factor nostalgia que produce la franquicia. Bueno, pues si quedaba alguna duda de una secuela, la pequeña escena en medio de los créditos la confirma. Ay, no quiero.