A Cure for Wellness (2016)
La cura siniestra

“Del director Gore Verbinski” tiene que decirnos algo, y ese algo que es que tiene el nombre ideal para hacer una película rara. Algo que suena totalmente diferente a “del director de El llanero solitario (2013), la trilogía de Piratas del Caribe (2003), y la película animada Rango (2011) que no fue tan buena” viene A Cure for Wellness, una película rara de la cual no sabemos qué esperar basándonos en el historial de su director.
Lockhart (Dane DeHaan) es un empleado en alguna compañía financiera en los Nueballore, y honestamente no sé lo que hace ni mucho menos si Lockhart es su nombre o su apellido. El caso es que un directivo llamado Prembroke (Harry Groener) ha decidido tomarse unas vacaciones por tiempo indefinido y como lo necesitan con urgencia, mandan al infeliz de Lockhart a buscarlo a Suiza. ¿Qué tan difícil puede ser? Sólo tiene que ir al asilo donde se está quedando y recordarle los millones de dólares que se gana por hacer su trabajo.
El asilo queda en un castillo en alguna montaña desde donde Drácula baja todas las noches a chuparle la sangre a los aldeanos, aislado de la civilización, donde no hay teléfonos ni señal de celular ni interné. Aquí vemos a los viejitos jugar croquet, hacer una vaina parecida a taichí, y socializar en un entorno libre de estrés. Lockhart no se encuentra nada extraño este centro donde sólo hay ancianos felices, las enfermeras que parecen no tener cerebro, y no logra dar con Prembroke.
Según la historia del asilo, al castillo le prendieron fuego, fue reconstruido, mataron a la baronesa, y el conde Drácula barón que allí vivía estaba buscando “la cura”. La cura a qué exactamente es algo que quizás nos digan cuando se acabe la película, sólo que hay que estar preparado para una respuesta insatisfactoria. El infeliz de Lockhart tiene un accidente involucrando a un venado aún más infeliz que él, y de buenas a primeras termina internado en el centro con un yeso en la pierna derecha. El director Heinrich Volmer (Jason Issacs) le asegura a Lockhart que todo está bajo control y que sus empleadores están de acuerdo en que su salud es lo más importante. Esto último debe ser difícil de creer para Lockhart ya que los conoció antes de que lo montaran en un avión, pero se traga la guayaba y no sospecha nada.
Espero que te guste el sonido de las muletas que usará Lockhart para moverse porque será algo característico de la película. Aquí finalmente conocerá a la joven desnutrida Hannah (Mia Goth), la paciente más joven en comparación con el vejestorio que le rodea, y la razón por la que Lockhart descubrirá el misterio de este centro tan extraño. Hannah es la encarnación de esta película; se ve rara, su desnutrición concuerda con una paleta de colores donde nada brilla, y quieres saber qué es lo que está pasando con ella.
Habitualmente no me quejo de la duración de las películas, y de tratarse de algo diferente, sin duda vería más de A Cure for Wellness, pero es que cae en la repetición cuando nuestro protagonista está progresando resolviendo el misterio y lo devuelven a su habitación por cuarta vez. Obviamente, Lockhart es un peligro para el centro, pero la lengua de plata de Volmer puede convencerlo de que se esté tranquilo, pero lo más importante que tome mucha agua. Un agua donde las anguilas orinan.
Como es de esperar del trailer, A Cure For Wellness es una película rara, no porque haya un misterio o porque hay algo abstracto sujeto a interpretación, sino porque los personajes son anormales y la única onza de sanidad está en Lockhart. Así cuando se va desarrollando el misterio que envuelve el castillo es interesante, pero al mismo tiempo uno no piensa que sea una gran película. Sin embargo, se ve muy bien. Quizás la comparta con unos amigos en una noche de cine, pero que les vaya a gustar es una lotería.