Rogue One: A Star Wars Story (2016)
Rogue One: Una historia de Star Wars

Rogue One: A Star Wars Story es parte de la historia en las letras amarillas que aparecen al principio de A New Hope (1977), por lo que en esta entrega no tienen las famosas letras amarillas. Esta es la historia de cómo la rebelión consiguió los planos de la Estrella de la Muerte, y de paso responde a la queja universal que ha persistido por generaciones: ¿Por qué demonios un aparato tan caro explota tan fácilmente?
Rogue One tiene una historia que ya se ha narrado antes, pero que ahora ocurre dentro del universo de Star Wars, y por eso hay que pretender que es una de las mejores películas de la década. No estoy diciendo que no me haya gustado, sino al contrario, me gustó, pero veo una serie de defectos que son prominentes gracias a la existencia de The Force Awakens (2015), incluyendo la aparición de ciertos personajes sólo para satisfacer a los fans y no porque tengan algún valor para la historia.
La película empieza con una pequeña familia en algún campo de algún planeta, donde el director de armas avanzadas del Imperio, Orson Krennic (Ben Mendelsohn), decide visitarlos, aterrizando su nave lo más lejos posible para darles tiempo a que recojan sus trastes y huyan. El caso es que el padre de la familia, Galen Erso (Mads Mikkelsen), es un genio, y su presencia es necesaria para crear un arma de destrucción planetaria. Su esposa Lyra (Valene Kane) muere pendejamente, y su hija Jyn tiene que huir para evitar ser raptada junto a su padre. Quizás eso no hubiera sido tan malo. El amigo de la familia y extremista Saw Gerrera (Forest Whitaker) la encuentra para criarla en ausencia de sus padres.
De cómo se crió Jyn Erso (Felicity Jones) no veremos absolutamente nada, pero nos dirán que es una delincuente que está en alguna prisión del universo por sabrádiosqué. Es como si ni se molestaran en mostrarnos al personaje más allá del día en que raptaron a su padre. Pues un piloto que desertó del Imperio, Bodhi Rook (Riz Ahmed), tiene un mensaje importante que lleva a Saw Gerrera, pero la rebelión no se lleva bien con éste, por lo que requieren la ayuda de Jyn para hablar con Saw, y ésta es escoltada por Cassian Andor (Diego Luna) y el androide K-2SO (Alan Tudyk), y de paso conocen a un monje ciego, Chirrut Îmwe (Donnie Yen) y a su amigo Baze Malbus (Wen Jiang).
¿Es evidente el principal problema que tiene la película? Hay demasiados personajes que no tienen suficiente peso, y yo sólo estoy interesado en tres de ellos: Jyn Erso porque esta es su historia, K-2SO porque es una androide cómico, y Chirrut porque es Donnie Yen, y Donnie Yen patea traseros. Ben Mendelsohn es un buen villano, enfocado en su ambición, pero lo dañan al tener que hablar con su superior que parece un muñeco de masilla. Darth Vader está en esta película, y en las dos escenas que aparece acapara toda la atención del público, resaltando el problema que hay con los personajes y la trama.
Finalmente, hay una batalla en una playa, y es lo más entretenido que tiene Rogue One. Aquí vemos a los soldaditos rebeldes tener que enfrentarse a los AT-ATs, naves espaciales disparando y explotando, y X-Wings destruyendo AT-ATs–¿pero qué diablos? Estoy confundido porque eso no es posible más adelante en la franquicia. Definitivamente las secuencias de acción es lo mejor que tiene esta entrega.
Para concluir, Rogue One: A Star Wars Story no es una película fuera de lo normal, pero que narra algo importante con relación al universo de Star Wars, aunque pierden mucho tiempo en explicaciones, en personajes que no me importan, y en referencias a las otras películas. Lo que aprendemos aquí es que a veces la rebelión está dispuesta a embarrarse las manos y hacer un mal en nombre de un bien mayor.
I’m one with the Force, and the Force is with me.
Esta pelicula es como ver un partido de la NBA donde solo juega la banca esperando ver mas de Lebron (Vader) y Curry (Chirrut).