Wiener-Dog (2016)

Wiener-Dog es una película cínica que toca cuatro historias que lo único que tienen en común es una perra salchicha que no tiene la culpa de nada, y bueno, que todos tienen problemas. Wiener-Dog es una especie de secuela a Welcome to the Dollhouse (1995), también de Todd Solondz. Definitivamente, lo de este señor es presentar la miseria humana de una forma u otra, pero mi té yo no lo endulzo con cubitos de amargura.
La primera historia involucra a unos padres desagradables y a un chamaquito llamado Remi (Keaton Nigel Cooke) quien se la pasa preguntando un montón de cosas que sus padres responden de mala manera. Yo creía que eran horribles seres humanos porque son de New Jersey, pero eso tiene que ver más con el estilo del director Todd Solondz. Pues el padre trae a la perrita (de quién sabe cuántos meses) al hogar, y el único que le da cariño es Remi, que sólo la llama Wiener-Dog.
Luego tenemos a Dawn Wiener (Greta Gerwig) quien simplemente “rescata” a la perrita del veterinario que la iba a llevar al otro lado luego de pasar por las garras de la familia anterior. Dawn está medio desconectada de la sociedad y no parece que haya tomado buenas decisiones en su vida, al menos no después de sobrevivir a Welcome to the Dollhouse, pero de igual forma acepta irse de viaje a Ohio junto a Brandon McCarthy (Kieran Culkin). Así ella y Doo Dee (porque ahora así se llama la perrita) son espectadoras en un donde hay tristeza, especialmente cuando se encuentran a tres mariachis deprimidos.
No sé qué pasó de por medio, pero ahora la perrita salchicha es la mascota de un guionista frustrado llamado Dave Schmerz (Danny DeVito). A este señor le jiede la vida, es profesor de alguna universidad de cine en Nueva York, y parte del los profesores y estudiantes están de acuerdo en que el pana puede ser más positivo. Cuando tienes un montón de estudiantes que no tienen idea de lo que están haciendo y creen que van a revolucionar el mundo con sus películas carentes de historia, pues no digo yo que el pana esté amargado.
Finalmente, la perrita termina en manos de la doña que sólo conoceremos como Nana (Ellen Burstyn). En esta ocasión la perrita se llama Cancer, porque nadie está extento de la muerte, ni mucho menos del cinismo de esta doña detrás de esas escafandras. Cuando su nieta Zoe (Zosia Mamet) la va a visitar sólo queda pensar que la doña nunca ha sido feliz, y cuando revelan parte de su personalidad, sólo confirman que nunca ha sido feliz.
Si quieres ver una película en la que casi todos los personajes se sienten miserables porque la vida es cruel, puede romper tu voluntad para que seas civilizado o puedes esconderte bajo la mentira de que todavía eres joven, pues Wiener-Dog es para ti. Yo esperaba más interacción perro-humano por el título, no un viaje depresivo a las vidas de gente desagradable. Ahora me estoy preguntando si el humor de Todd Solondz está inspirado en Monty Python, pero al mismo tiempo no quiero saberlo porque prefiero vivir feliz.
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