Hippocrates (2014)

Hippocrates es una película acerca de los doctores internistas de un hospital que está pasando las de Caín por falta de recursos económicos, por lo que hay dificultad con las maquinarias para atender a los pacientes, no tienen suficientes camas, y los empleados están sobrecargados. Lamentablemente no entramos en muchos detalles con relación a este tema porque la película se enfoca en la vida de un chamaco que parece ser la primera vez que pisa dentro de un hospital.

En una película titulada “Hippocrates” uno podría esperarse que hay alguien llamado Hipócrates, pero ese no es el caso, sino que quizás hace referencia al Juramento Hipocrático. Tú sabes, porque hay doctores. Desde un principio, la película pareciera que se tratara de Benjamin (Vincent Lacoste), quien empezara su primer semestre como médico internista en este hospital de algún lugar de Francia, y quien también parece ser medio-inepto porque así tienen que ser los protagonistas. Su padre, el Prof. Barois (Jacques Gamblin), es el director de dicho hospital, así que si Benjamin comete un error de principiante tendrá a alguien que interceda por él.

Durante la mayor parte de la película relacionada con Benjamin, la película es aburrida y hasta me dormí sentado. Este es un personaje que me importa muy poco. Entonces entra otro médico internista nuevo, Abdel (Reda Kateb), quien tiene toda una serie de problemas diferentes a los de Benjamin. Este es el personaje más interesante que tiene la película. Abdel es oriundo de Argelia, donde ejercía la profesión de medicina y, en busca de mejores condiciones, vino a Francia y estudia para poder validar su carrera y así traer a su esposa e hija al país. Desde que presentan a Abdel por primera vez, sabes que este señor sabe lo que está haciendo y que el título de “nuevo” tiene que estar mal,  pero es que en ese momento no sabíamos su historia.

Como cualquier película seria sobre hospitales, que por definición no incluye a House M.D. ni a Grey’s Anatomy, Hippocrates tiene su conjunto de conflictos que incluye la muerte de un paciente por “negligencia médica”, la muerte de otra paciente por “interferencia médica”, las posibles demandas que afectarían al negocio, y las huelgas por la falta de recursos y las decisiones medalaganarias de los jefes. Si estos doctores fueran dominicanos, dejarían de trabajar completamente, pero como no lo son, siguen trabajando con menos esfuerzo.

Como ya había dicho anteriormente, la película me pareció aburrida, pero los últimos 20 minutos (o cerca) se vuelven de lo más interesante, que es cuando Benjamin decide sembrar el caos y la administración tendrá que hacer algo al respecto. Entonces ahí termina la película, y yo no podía creer que me habían dado una película aburrida que no tiene conclusión (o llamémosle final feliz), y que cuando finalmente se estaba poniendo interesante, se acaba.