Furious 7 (2015)

Furious 7 supera a su predecesora en gran medida no sólo por su duración de 2 horas, sino por la inclusión de múltiples escenas cargadas de pura adrenalina. De principio a fin Furious 7 deja en claro que su objetivo principal es quitar el aliento al público no importa cuán sin sentido, absurda y caóticamente innecesarias sean las situaciones por las que pasan los protagonistas. Definitivamente no es del tipo de películas de contenido profundo con la cual filosofar y razonar; es una película para entretener (por lo cual no hay mucho que decir) y punto… y  al igual que sus entregas anteriores, esta ha dado en el clavo.

La película inicia con el personaje de Deckar Shaw (Jason Statham) hablando con su hermano Owen Shaw en coma (un villano de una anterior entrega de esta franquicia) en el hospital. Mientras se despide de su hermano le promete que se hará cargo del equipo de personas que lo puso en tan penosa situación. Mientras sale del hospital Deckar Shaw va dejando atrás una estela de destrucción y explosiones y a la primera persona que contacta es  Hobbs (Dwayne Johnson), al cual luego de una intensa pelea deja mal herido e imposibilitado en un hospital. Mientras los causantes del coma de Owen Shaw, Dominic Toretto (Vin Diesel) que ha regresado junto a Letty (Michelle Rodriguez), Brian O’Conner (Paul Walker) y el resto de la familia ha comenzado una nueva vida, pero se enteran de que Han fue asesinado en Tokyo al mismo tiempo que la casa de Toretto y Brian es atacada poniéndolos a todos en peligro. Debido a esto, Toretto acepta la que será una última misión para salvar a su familia y vengar la muerte de Han.

Los que han visto las anteriores entregas de Fast & Furious se darán cuenta que si bien esta es más extensa, igual sigue la misma línea; tipos muy duros, mujeres espectaculares con poca ropa, música rap, y por supuesto los automóviles en acrobacias imposibles de sobrevivir en vida real. Esta descripción fácilmente nos hace pensar en los típicos videos de raperos, pero no, es una película.

La primera escena de acción en Jason Statham (siempre en el mismo papel) y Dwayne Johnson se presiente de inmediato cuando ves tantas paredes de vidrio entre ellos, inmediatamente sabes que habrá destrozos por doquier. En cuanto al personaje de Letty (Michelle Rodriguez) continúa en su vaivén y la verdad es que te dan ganas de decirle “lárgate o quédate de una vez por todas”, pero por algún lado había que poner algo de seriedad a la película con el drama entre parejas. La presencia de Paul Walker como sabrán, gran parte fue generada por computadora, pero no pierdan su tiempo tratando de adivinar cuáles escenas son recreadas porque honestamente no se nota, y la verdad entre tantos “imposibles posibles” no prestas mucha atención.

En películas como Fast &Furious no importan los diálogos, las actuaciones y mucho menos las leyes de la física. Películas como estas sólo necesitan un argumento a medio acabar, acrobacias y explosiones, la fórmula perfecta para complacer a un público “Rambo”, un público que simple y llanamente quiere disfrutar algo, sin que sus neuronas hagan el mínimo esfuerzo. Y como logra su objetivo aunque después de verla en lo personal deje un gran vacío, debemos admitir que dentro de su contexto la película es buena.