Olympus Has Fallen (2013)
Objetivo: La Casa Blanca

Objetivo: La Casa Blanca (Olympus Has Fallen) es lo que yo llamaría un auténtico derroche de proselitismo patriótico yanqui. Lo único caído en esta película es la credibilidad y coherencia del guión, basados en algo que en la vida real tendría un 99.99 % de posibilidades de ocurrir, lo ocurrido en Independence Day tiene más posibilidades de recrearse que lo que se plantea en esta película.
Nos presentan al agente del Servicio Secreto Mike Banning (Gerard Butler, Leónidas en 300), que en un inesperado accidente logra salvar la vida del Presidente Asher (Aaron Eckhart, conocido como “doble cara” en El Caballero Oscuro), pero dejando morir lamentablemente a la primera dama Margaret (Ashley Judd) en la colisión. Por esta razón, el presidente para no recordar dicho incidente ordena al agente Banning a dejar su puesto como su guardaespaldas, y así trabajar en el Departamento del Tesoro. Unos 18 meses después, el presidente consulta con sus voceros oficiales el si recibir o no la visita del primer ministro de Corea del Sur, a la cual finalmente accede. Pero todo sale mal en dicha reunión, La Casa Blanca es atacada (inserte risa aquí) y tanto el presidente como el primer ministro surcoreano y todo su séquito son encerrados en el búnker siguiendo el protocolo. Dicho ataque ha sido perpetrado por un comando norcoreano liderado por Kang (Rick Yune), que ha logrado además infiltrarse en el consejo del Primer Ministro surcoreano y, por tanto, en el búnker con el presidente junto a su equipo. Banning se verá obligado a entrar de nuevo en acción quedando como única esperanza para el ahora mandatario a cargo Trumbull (Morgan Freeman) y como salvación del pequeño hijo del presidente.
Los primeros 30 minutos de la película son el infierno del aburrimiento, y todavía me pregunto cuál fue el fin de esos 30 minutos sin pura lógica; uno de los hombres más poderosos de la tierra, el presidente y su familia deben apersonarse a una fiesta de caridad, para ello van en sus respectivos vehículos blindados… ¡en medio de una maldita tormenta de nieve! Y lo ves y te dices a tí mismo que haces uso de la lógica, “bueno quizás no fueron en helicóptero por el mal tiempo,” y luego ves la siguiente escena justo después de que la primera dama muere al caer por el precipicio: ¡un jodido helicóptero! que bien pudo transportarlos sanos y salvos desde un principio. Y esto es sólo la punta del iceberg, la primera ola de la marejada de preguntas que surgirán… pero no importa porque esta es una película de EXPLOSIONES interminables.
Después de la parsimonia infernal de la que fuimos víctima, de la nada, sin explicación, because f**k you; ¡BUM! Un ataque a La Casa Blanca, perpetrado por un avión que entró al espacio aéreo norteamericano a sus anchas como perro por su casa (inserte risa aquí). Tiros van y tiros vienen, explosiones aquí y explosiones allá, civiles muertos (TODO ESTO EN EL CENTRO DE WASHINGTON D.C), una humareda que apenas te deja distinguir cuál bando es cual.
Y así continúa la película el resto de minutos; ataque tras ataque, bombardeo tras bombardeo, con Gerard Butler en medio de toda aquella pirotecnia simbólica anti-yanqui, al más puro estilo de Rambo y/o Duro de matar, porque de TODA la inteligencia de élite que rodea al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, solo él, y únicamente él, fue capaz de sobrevivir y seguir adelante. ¿Y el pentágono? Bien, gracias.
Gerald Butler como el agente Mike Banning hizo bien su papel de tipo duro dispuesto a luchar por su país y a salvar los suyos (no, this is not Sparta), pero su actuación queda simplemente irrisoria por lo fantástico y hasta forzado del argumento; el accidente en el que murió la primera dama fue simplemente un artilugio barato para rodear esa aura de tipo duro con la culpabilidad que todo héroe norteamericano aparentemente necesita para tener valor y coraje. (Si no me creen, revisen todos los papeles de tipos duros famosos; siempre tienen algún problema familiar o dejaron morir a alguien). Si eso era lo que querían lograr, hubiesen matado a la esposa del mismo agente, que francamente esperaba fuese secuestrada o algo, pero nada.
El Presidente Asher (Aaron Eckhart) junto a su equipo, creo es el único presidente en la tierra que arriesgaría todo un país y quizás al mundo, por proteger la vida de sus secretarios y voceros, cediendo ante las peticiones de un terrorista; ¿en serio? Hasta para una película de ficción con una situación hipotética, esto se les fue de la mano. El villano Kang (Rick Yune): Perdió a sus padres por culpa de los yanquis. (Escribo tan poco a propósito, porque su excusa como villano no pasa de ahí, en serio, como villano es lo único que sabrán de él).
Lo único memorable de esta película fue el discurso como mandatario de turno de Trumbull (Morgan Freeman), cuyo personaje para un actor de su talla encuentro mínimo y desaprovechado. Morgan Freeman pudo haber dado un discurso de cómo se hace el papel de baño y aun así hubiese sido lo mejorcito de la película.
En conclusión, no se dejen engañar por la sobriedad del póster con Morgan Freeman en el centro. Freeman apenas hace algo en este filme. Esta película tiene un trasfondo bastante pro-yanqui, me parece hasta descarado la forma en la que explotan el tema de corea del norte; esa escena donde se desploma el obelisco en D.C., esa donde los norcoreanos toman la bandera abatida de USA y la dejan caer al vacío, escenas para remover la arenilla bélica psicótica en el corazón de cada norteamericano, escenas para hacerles pensar que no están seguros… Se toman minuto tras minuto desarrollando un ataque hacia La Casa Blanca, pero ni uno solo explicando cómo prepararon el ataque, cómo fue la vida del villano Kang antes de dicho ataque, cómo captaron personas dentro del edificio más seguro del mundo, cómo pisaron tantos soldados norcoreanos suelo norteamericano; una película acerca de lo que sería el complot más grande de la historia, y no muestran su gestación.
Buenas actuaciones no hay duda, pero “Objetivo: Vamos a explotar La Casa Blanca” durante una hora completa porque sí, y a hacer que la audiencia se quede con cientos de preguntas, ¡porque pueden! Si quieren ver una película donde destrozan a Estados Unidos, irónicamente, mejor vean Idependence Day cuyo argumento está mejor fundado.
Con tanto que no gustan la películas gringas, pero hay que reconocerlo, el cine gringo siempre trata de influenciar y de mostrar su punto de vista por encima de los otros y siempre es muy nacionalista. Eso es como cine para las masas, cine para “incepcionar” una idea, “Este es nuestro nuevo enemigo”. Aún así yo la vería, aunque sea otra encarnación de Rambo, verla por verla, por entretenimiento nada más.
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