The World Is Not Enough (1999)
El Mundo No Basta
The World Is Not Enough es el decimoctavo regreso (caramelos gratis a los que entiendan correctamente la expresión, porque no, no me equivoqué) del súper agente 007 (“Bond. James Bond.”), otro lamentable clavo más en la historia de esta famosa franquicia. La excusa de nuestro agente para hacer acto de presencia en esta ocasión es que MI6, el departamento de inteligencia británica para el que trabaja, ha quedado humillado después de un trabajo cagado de recuperación de dinero en el que básicamente el dinero actuó como una bomba a radiocontrol para matar al dueño, y tanto Bond como M se lo toman como algo personal. Es una verdadera pena que la peli sea tan mala como es, porque tiene lo que los gringos llaman un “plot twist,” un giro drástico en el desarrollo de la trama, que muy pocas personas se esperan (yo mismo no me lo esperaba).
La historia en esta ocasión comienza con el amigo Bond visitando España con la excusa de buscar un dinero perteneciente a un amigo de M. Sin complicar mucho el cuento, digamos que la transacción se vuelve un desastre, con par de muertos y un escape desde un edificio de chorrocientas plantas increíble e increíblemente pendejo de parte de Bond. Aunque hay que admitir que el admirable humor malo de 007 sigue en boga igualito que antes.
Una vez Bond regresa a MI6 en Londres, le quieren hacer formal entrega al dueño del billetaje, pero resulta que los cuartos fueron manipulados para convertirse en una bomba que detonaría cuando el fulano se acercara. Y ahí comienza propiamente la película, sorprendentemente con una persecución acuática.
Como nota al margen, voy a cambiar ligeramente en esta entrega la estructura del análisis de los elementos, para salvar la sorpresa para el final.
Las Damas
En esta ocasión, fuera de la presencia indispensable de M y su secretaria Moneypenny, contamos con dos damas claves para el desarrollo de la trama: Elektra King (encarnada en la francesita Sophie Marceau), y la “doctora” en física nuclear Christmas (Navidad) Jones, traída a la vida por la buenaza de Denise Richards, de quien es una pena decir que vio su carrera irse al carajo luego de protagonizar este clavazo de película. La señorita King quiere poner una línea de alimentación de petróleo por una zona específica de Europa, hasta que el trabajo se ve envuelto en una menéutica terrorista medio jodona. Y cuando Bond va a investigar, resulta que la Dra. Jones es una de las encargadas de decomisar unas vainas nucleares que hay por ahí, y queda arrastrada por toda la marea de basura que se trae la susodicha menéutica terrorista.
Ah, y que no se nos olvide mencionar a la doctora, que aunque rápido y corto, hace una aparición cuyas dotes nalguísticas la hacen aunque sea un poquito memorable.
Los Aparatos
Otra pobre representación de las habilidades del legendario Q, Desmond Llewelyn (y su sucesor, “R”, representado por John Cleese), aunque a decir verdad, es principalmente porque el primero que aparece, el Bote Q, opaca todos los demás. El susodicho bote, según Q, va a ser utilizado para ir a pescar cuando se jubile (por qué un bote de pesca recreativa tiene que tener sistema de radar, localización GPS, turbinas a chorro, modo de navegación submarina y torpedos subacuáticos, no tengo ni la más remota idea).
Más tarde en la trama vemos a un carajo en el laboratorio de Q tocando una gaita muy poco práctica que muy prácticamente se convierte en ametralladora y lanzallamas. Es una pena que eso sea casi tan útil como tener un teléfono celular de juguete cuando estás quedado en una isla desierta en el medio del océano, pero bueno, en fin.
Luego tenemos el abrigo más ridículo que se han podido inventar en el mundo, una vaina extraña que cuando tiras de una cuerda, infla una pelota de hule a tu alrededor, dizque para protegerte (de la basura que se inventaron para la trama de esta película en específico, será).
Y como siempre, el típico carro pimpeado, un BMW Z8, con cohetes anti-aire, un llaverito que funciona como control remoto del vehículo, y la más maravillosa adición de todas: nada más y nada menos que SEIS portavasos.
Esa vaina mete mano.
El Villano
Y esta vez la película nos tiene una legítima sorpresa. Según vemos desde casi el principio, el villano es un tal fulano Renard el Anarquista. El tipo está empeñado en joderle la vida a la línea petrolera de las Empresas King, y va a hacer lo imposible por fuñir la paciencia mientras signifique que la línea no se va a montar.
Pero esperen un momento… ¡Renard no es el verdadero villano! ¿No? ¡No! Resulta que el verdadero cerebro detrás de toda la operación es nada más y nada menos que…
¡…La mismísima Elektra King! Resulta que a la chamaca le ha dado un caso serio de Síndrome de Estocolmo y se ha emperrado de Renard, y está más que interesada en sus planes, porque a la larga van a terminar haciendo que la línea petrolera King sea la ÚNICA en existencia a través de toda Europa. Hay que admitirlo, es algo que nadie se habría estado esperando, que una de las damas resulte ser el pez más grande de toda la trama.
Conclusión
Fuera de la dichosa sorpresa de la pendeja esta ser la mala de la película, es lamentable una vez más tener que afirmar que otra entrada más en la colección del agente 007 es otro clavo. Como todas, la película tiene sus momentos divertidos y realmente emocionantes, pero en general, la trama es un clavo, la actuación (especialmente la flojera de Sophie Marceau y Denise Richards) es otro clavo, los aparatos (fuera del bote) son otro clavo más, y la relación amorosa entre Bond y Christmas Jones se siente horriblemente estrangulada y agarrada por los pelos. Nada recomendable, aunque si eres fan acérrimo de Bond, te recomiendo que la veas nada más para quitártela de encima y decir que la viste, y nunca más volverle a poner la mano.
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