Beautiful Creatures (2013)
Hermosas Criaturas
De las manos del director Richard LaGravanese (P.S. I love you) nos llega la historia de amor adolescente Beautiful Creatures (Hermosas Criaturas), una adaptación de la trilogía “La saga de las dieciséis lunas” de las autoras Kami García y Margaret Stohl, y que al parecer es la sustituta de Crepúsculo, porque no quiera Dios que quede un vacío en los corazones de las frenéticas y muy rentables fanaticadas púberes.
La película nos presenta a Ethan Wate (Alden Ehrenreich), un joven de 17 años aburrido de vivir en Gatlin, Carolina del Sur, pueblo de gente ignorante y muy religiosa. La vida transcurre tranquila en el pueblo hasta que llega Lena Duchannes (Alice Englert), sobrina del viejo Ravenwood (Jeremy Irons) y que resulta ser la chica de los sueños de Ethan (literalmente). La llegada de Lena aviva las llamas de la intolerancia en Catlin que consideran a la familia de Ravenwood y a su tétrica mansión un nido de fechorías ocultistas y satánicas. No obstante, Ethan y Lena intentarán estar juntos ignorando los extraños hechos que comienzan a su alrededor.
Esta película se estrenó en EE.UU. el 14 de febrero, lo que hace más difícil todavía negar su objetivo “oculto” de ocupar el vacío dejado por Crepúsculo, y es que hablar de esta película sin mencionar la otra es casi imposible, por lo menos en esta primera entrega; un amor adolescente que debe superar las fuerzas sobrenaturales que se interponen entre ellos, un simple humano enamorado de una bruja (“Castel” en este caso), y sobre la cual pende una maldición — sí, ahora el sufrido y apabullado es el chico.
La historia va tomando forma lentamente de manera insípida y predecible, sin explotar o aprovechar los elementos de la trama que bien hubiesen podido salvarla del tedio; es decir, nos presenta por ejemplo varios personajes secundarios de los cuales se esperaría algo muy interesante pero que finalmente son drenados junto con la esencia del tema quedando como simples rellenos. Lo mismo pasa con los efectos especiales poco creativos, como el hacer girar una mesa sin sentido ni gracia por aproximadamente un minuto, que por cierto resulta molesto, o simplemente hacer crecer unas ramitas de árbol seco. En su faena de querer hacerla diferente a su predecesora se salpica con un poco de humor la historia, pero hace poco por la ya malograda trama: esta historia pudo ser llevada mejor al cine si no hubiese ido enfocada descaradamente a ser una post-Twilight (Crepúsculo), la cual a pesar de las pésimas críticas arrasaba una y otra vez en taquillas gracias a su fanaticada adolescente. Quizás el perseguir ese mismo objetivo, Hermosas Criaturas ha dañado su propio potencial quedándose rezagada en las taquillas.
Y no se puede decir nada más, excepto advertir que si van a verla lleven un cuaderno, porque mientras la miran no podrán evitar tener en mente a Crepúsculo y comenzar a jugar a encontrar las 7 diferencias, y claro está, al final saldrán preguntándose si lo que acaban de ver en el cine era una película de brujas para la gran pantalla o un culebrón de 2 horas de Hallmark Channel.