Wreck-It Ralph
Ralph el Demoledor
La más reciente producción de Walt Disney Animation Studios, Wreck-It Ralph es básicamente una carta de amor incondicional a la generación de principios de los ochentas que ha crecido hasta el día de hoy. Consiste en la historia del titular Wreck-It Ralph (Ralph el Demoledor en la versión en español), un villano en un videojuego de arcadias (las famosas “maquinitas” con las que creció todo el que fue a Funtástico o Stop Video alguna vez en su vida) que un día decide que quiere dejar de ser malo, porque ve que al héroe de su juego (Fix-It Felix Jr.) lo quiere todo el mundo y le regalan pastel y tiene un lugar bonito donde vivir… Pero Ralph está viviendo en un basurero (literalmente) y se ve obligado, por su trabajo y rol como el tipo malo del juego, a aguantar día tras día que los inquilinos del edificio en que se ambienta la acción diaria lo larguen de la azotea al suelo, para caer en un montón de lodo. (Considerando que el juego mismo lleva el nombre del protagonista y “héroe”, Fix-It Felix Jr., por ahí nos damos cuenta que hasta en el nombre del juego el pobre Ralph lleva las de perder.)
La historia es bastante simple: En el mundo de las arcadias y los videojuegos, los villanos no son malos por temperamento, sino porque simplemente ése es su papel. Se les “contrató” para que fueran los malos de la historia y ellos simplemente hacen su trabajo, sin que esto signifique que disfrutan haciendo maldades. Pero un día, Ralph decide que está cansado de que lo traten mal y lo discriminen por ser un tipo malo, y decide que quiere probar a ser bueno, “a ver cómo sabe”.
La película comienza con una de las escenas más cómicas en la historia de los filmes animados, que es al mismo tiempo un beso francés a la nostalgia de todo el que creció en los ochentas/noventas: Una reunión al estilo Alcohólicos Anónimos de “tipos malos” de varios juegos, en un grupo de soporte y apoyo personal llamado “Villanos Anónimos”, en el que nuestro protagonista, Ralph, se ve rodeado de varios personajes famosos por sus roles de villanía en varias franquicias muy conocidas, como Bowser de Super Mario, Kano de Mortal Kombat, Clyde de Pac-Man (que hace también el papel de consejero principal del grupo, dado su estatus como el más veterano de todos), Cyril (el zombie de las hachas) de House of the Dead, el doctor Ivo “Eggman” Robotnik de Sonic The Hedgehog, M. Bison y Zangief (¿?) de Street Fighter, y varios más que no logro reconocer o no me llegan a la mente, terminando con una de las líneas más simpáticas y divertidas de toda la película: “I’m bad, and that’s good. I’ll never be good, and that’s not bad. There’s no one I’d rather be than me.” (“Soy malo, y eso es bueno. Yo jamás seré bueno, y eso no es malo. No quiero ser nadie más, soy feliz.”)
En general, la película se desarrolla de manera bastante predecible, y los aficionados a buenas películas de Disney notarán que la trama en general tiene bastantes paralelos con otro clásico animado de la casa, The Nightmare Before Christmas (el protagonista se siente inconforme con lo que hace, intenta cambiar las cosas, mete la pata hasta los hombros, y dándose cuenta de que lo que hace es importante, logra restablecer el status-quo y, mal que bien, arreglar las cosas). Aún así, los detallitos y las interacciones entre los personajes hacen que Wreck-It Ralph sea una bestia completamente aparte, y perfectamente capaz de pararse en sus propias patas sin ayuda.
La animación en general es excelente (no podía esperarse menos), y el trabajo de voces es fantástico, pero donde la película realmente brilla con magia propia es en la increíble cantidad de cameos de personajes de juegos REALES que aparecen a lo largo del filme. El equipo de producción se dedicó realmente a hacer su trabajo como debe ser, y gracias a esto las apariciones de Sonic, Dr. Eggman, Q*Bert, M. Bison, Ryu, Ken, Pac-Man, Clyde, Bowser, Frogger, y docenas de docenas de personajes más son ciento uno por ciento fieles a sus personalidades originales en sus correspondientes juegos, algunos de ellos incluso con las voces originales de los juegos, para más “realismo” (como es el caso de M. Bison, Ryu y Ken de Street Fighter, y Sonic de Sonic The Hedgehog).
En general, es una buena opción como película familiar, con muy buena calidad visual, excelentes actuaciones vocales por parte del elenco, y un montón de referencias a la historia de los videojuegos desde los ochentas hasta el día de hoy. La trama en sí, y la forma en la que es manejada, hay que admitir que son bastante predecibles, pero no por esto el filme deja de tener su encanto. Para los pequeños tiene el atractivo de ser una fantástica adición a la colección de éxitos animados de Disney, y para los mayores tiene la simpática provocación de intentar reconocer todos los cameos posibles a lo largo de la película (algunos bastaaaaaaaante raros y obscuros, pero no por ello menos divertidos). Vale la pena verla al menos una vez, y algunas más si, como en mi caso, termina siendo un gustillo culpable, de esos que no te gusta confesar en público. (Y si alguien se da cuenta, me tiene altamente intrigado quién es la chavita azul que sale en la reunión de Villanos Anónimos, y agradeceré cualquier información respecto a su identidad.)
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